Codo del golfista y del tenista
El tema que abordaré en esta ocasión es una causa frecuente de consulta, ya que en nuestra Comarca existe un buen número de practicantes del tenis y del golf. Basta con señalar que cuatro de los clubes deportivos locales cuentan con greens y courts.
Se conoce como epicondilitis lateral (codo del tenista), o medial (codo del golfista), a la lesión producto del sobre uso de músculos y tendones de la cara lateral o medial del codo que produce una tensión en los puntos de inserción de los tendones en los huesos del codo.
La epicondilitis lateral es más frecuente en el tenis por el uso repetitivo de músculos y tendones extensores del codo, como resultado de mala técnica en movimientos como el revés o un saque de smatch con vicios de repartición de la carga. La epicondilitis medial, aunque menos frecuente en el tenista, es producto de “voleas” o saques en que se aplica la fuerza en los tejidos mediales del codo. Esta lesión es más común en el golf y por lo general se deriva de igual forma por defectos en la técnica del swing.
Estas lesiones pueden presentarse en otros deportes como la natación o el beisbol o bien por actividad ocupacional en la que se implican los elementos anatómicos señalados. Entre algunos de los factores que pueden favorecer la aparición de estos problemas están la tensión de las cuerdas, el cambio de bastones o palos de golf, el grosor del grip, el tamaño, peso y capacidad del material de la raqueta para absorber el impacto, el martilleo, el uso del desarmador o la posición en un teclado, etcétera.
Los síntomas principales son dolor al sujetar o agarrar objetos, falta de fuerza y dolor a la presión en el codo, en los puntos de inserción de los tendones, que se hacen evidentes al realizar movimientos o acciones como los arriba señalados.
En el tratamiento se recomienda el uso de antiinflamatorios y hielo, ortesis como cintillas que den soporte y sujeción al codo, consejo profesional para el mejoramiento de la técnica en su caso.
Una vez que haya disminuido el dolor, iniciar un proceso de terapia y rehabilitación física, iniciar ejercicios que mejoren la flexibilidad y la fuerza, y volver gradualmente a la actividad, también es recomendable hacer adaptaciones a los implementos deportivos (palos y raquetas).