No aprovechan lo que tienen.
Una prioridad indiscutible de nuestro país es que las pymes se capaciten y profesionalicen su gestión. La mayor parte de la producción industrial recae en ellas y son las únicas que potencialmente pueden generar un volumen considerable de exportaciones que demanden empleos y distribuyan los ingresos.
Desafortunadamente, en el estado actual, la mayoría de las pequeñas y medianas empresas no está en condiciones de competir con el mundo. Y no es solo un problema de tecnología o inversiones o productos, es un problema de gestión.
Desde hace años somos un país con continuas crisis, nos han afectado muchos factores pero también, los mexicanos hemos pecado de indolentes, apáticos y faltos de acuerdos. Las empresas nacen y muchas de ellas, como nacen, mueren. La única alternativa es desarrollar empresas competitivas, que puedan salir al mundo de igual a igual y que puedan pagar los mismos salarios que los países del primer mundo.
Los mexicanos no somos muy afectos a la capacitación, ni de manera intermitente, y mucho menos continua. Además, nuestra gestión se basa en el corto plazo, en el deseo de resultados inmediatos, con el menor esfuerzo, sin planeación, con estrategia simplista y con poca organización.
La mayoría de las pymes no cuenta con profesionales entre sus colaboradores, entonces suelen transformarse en grandes talleres, dirigidos por un artesano que puede saber mucho del producto pero no conoce de dirección estratégica, ni de clima laboral, ni de competencia y ni hablar de innovación o mercadotecnia o servicio al cliente. Muchas veces, en su visión limitada al corto plazo, pareciera que ni les interesa, ni son concientes de la necesidad de ser capaces de adaptarse a los cambios.
Del análisis comparativo del universo de pymes surge que la mayoría carece de profesionales en sus cuadros de personal, el único profesional que tiene acceso a las Pymes es el Contador, todas las pymes cuentan con uno. El problema es que ese contador de Pyme, generalmente, no tiene ingerencia en la dirección ni en la gestión, sólo se lo limita a trabajar en el balance oficial anual, base de las liquidaciones de impuestos correspondientes, liquidar las remuneraciones mensuales y cumplir con disposiciones legales vigentes.
A veces, el balance que preparan los contadores de las pymes nada tiene que ver con la realidad, sólo expone los números de compras, ventas y gastos declarados, por lo que el empresario ni siquiera lo toma en cuenta como herramienta de decisión, es sólo una formalidad más que cumplir.
En otras palabras, el contador realiza un trabajo enorme para generar datos que tienen escaso valor y que sólo sirven para cumplir con los organismos de recaudación, haciendo que el contador sea más un profesional al servicio de los recaudadores que un profesional que presta sus servicios a la empresa que lo contrata.
Por la situación que se señala, en general el contador pierde motivación, siente que su arduo trabajo no sirve ni ayuda, por lo que se convierte en un técnico concentrado sólo en un aspecto del negocio y que no ve a la pyme como una empresa potencialmente capaz de convertirse en una empresa de clase mundial y no aporta nada para que todas las áreas de la empresa se atiendan con esmero para tener capacidad de competir, para hacerla competitiva.
El contador de una empresa Pyme debería convertirse en la punta de lanza de su transformación. Infinidad de empresas, muchas de ellas más que medianas, no saben realmente cuanto ganan o pierden, ni saben sus costos reales, ni tienen una estrategia definida. Debería ser función de ese contador el ayudar al empresario a definir la estrategia, a sugerirle en que debe capacitarse y sobre todo a generar la información veraz y oportuna para que pueda ser usada como herramienta de mejora continua.
Muchos contadores piensan que el empresario nunca les pide eso, y que por ello, eso no es lo que quiere. Muchas veces, el empresario, por estar solo a cargo de todo, no sabe lo que necesita para mejorar la dirección de su empresa, y es función del contador profesional el ofrecer y dar ese servicio. No se le ocurriría a ningún médico darle a un paciente sólo lo que este le pide. Los contadores deben cambiar la óptica, deben transformarse en profesionales de la gestión y formar parte activa de la dirección de las pymes allanándoles el camino hacia la superación y el desarrollo.
Los contadores son, los únicos con acceso permitido a la dirección de las pymes, no tienen la misma posibilidad ni los abogados, ni los asesores profesionales, ya que a los primeros se los llama sólo en caso de desgracia o emergencia y a los segundos no se les tiene demasiada confianza, piensan que les van a aportar nada y, generalmente el empresario pyme piensa que sabe todo acerca de su negocio, y que un asesor sólo sumaria gastos a su estructura de costos.
¿No resultaría más estimulante para un contador el involucrarse en los verdaderos números del negocio para el que trabaja, buscando junto con el empresario las mejores estrategias para el logro de los objetivos planteados, ayudando a que el empresario domine y controle eficientemente su negocio, que sabe hacia donde va, y que puede programar los pasos a seguir para hacer crecer a su empresa?
¿No sería de esta manera más valorado el trabajo del contador? ¿El empresario no sentiría que el profesional que lo ayuda es importante para su negocio, por lo que merece percibir un buen honorario, ya que los resultados de su gestión son satisfactorios y previsibles?
El propio contador debería ser su propio motor y su propio piloto para impulsarse hacia la renovación, hacia la reinvención y hacia la reeducación para cambiar su propia óptica de los negocios ampliando el conocimiento brindado en la Universidad para obtener el título. En los propios contadores esta una gran parte de la solución para muchas pymes para que éstas realmente utilicen todos los conocimientos de los contadores en lugar de que no aprovechen lo que tienen.
Comarca Lagunera. Abril, 2008.
Correo electrónico: jgonzalez2001@hotmail.com
