¿Podemos aspirar a ser competitivos?
“La diferencia de la calidad del sonido de nuestros discos, no proviene de las máquinas que usamos para producirlos, sino de la gente que opera esas máquinas”. Un ejecutivo de la CBS/Sony. Desde hace muchos años conocemos las características que identifican a una empresa excelente o competitiva: énfasis en la acción, proximidad al cliente, autonomía e iniciativa, productividad, valores claros y estructuras organizacionales sencillas. Por otra parte, también desde hace muchos sabemos que los factores que limitan la competitividad de las empresas latinoamericanas son el alto costo y la escasez del financiamiento empresarial, el burocratismo, la corrupción institucional del sistema de gobierno, el mercado interno mermado por el desempleo y los bajos salarios, la hostilidad y la corrupción sindical, la falta de continuidad de las políticas económicas entre cada sexenio, la irresponsabilidad de muchas empresas que incumplen los requisitos de calidad y de plazos pactados, la inseguridad pública, el liderazgo paternalista y autoritario de muchos empresarios, su desprecio a los clientes y su falta de vocación por la excelencia.
Adicionalmente, también en 1993, el Instituto Tecnológico de Massachussets resaltó las seis características que se deben aplicar en México para las empresas que aspiran a ser competitivas: La capacidad para realizar mejoras simultáneas en calidad, costo y oportunidad de las entregas. El conocimiento a fondo de las necesidades de los clientes reales y potenciales, la vinculación con los proveedores, la utilización de tecnología para desarrollar ventajas estratégicas y la adopción de modelos de organización más horizontales.
Es bien sabido también que el puro conocimiento no basta, es necesario desarrollar habilidades y actitudes que hagan que la gente, no las máquinas, sea la diferencia entre ser competitivos o no serlo.
En un estudio muy serio hecho recientemente acerca de la industria del plástico en México, se analizó una muestra bastante representativa de las empresas de este ramo, se estudiaron 850 empresas mexicanas y entre otras conclusiones se expusieron las siguientes:
Las empresas de servicio del sector plásticos de México tienen los siguientes problemas: falta de capacitación del personal, falta de cultura por el trabajo en
equipo, falta de información confiable y oportuna, falta de vinculación entre instituciones, poca participación en la certificación (tan solo 53 empresas certificadas), pobre calidad, y competencia desleal.
A pesar de todo lo anterior, la muestra de las 850 empresas estudiadas arrojo que 9% son empresas de vanguardia, 55% están en crecimiento, 18% son empresas estables y sobreviven sin cerrar el 18%. Solamente las empresas de industrias del plástico que se dedican al sector automotriz o del sector eléctrico/electrónico son las que están consideradas como empresas de vanguardia. De las 53 empresas certificadas, 37 de ellas (70%) tienen certificación ISO 9000, 8 (15%) tienen certificación ISO 14000 y 8 (15%) tienen certificación QS 9000.
En general, las empresas del sector de plásticos, incluyendo las de servicios, tienen los siguientes problemas (algunos son causa de los otros) productos sin normalizar, procesos ineficientes, equipos de diferentes marcas, muchos de ellos incompatibles y que se hacen funcionar con adaptaciones “a la mexicana”, calidad heterogénea e inconsistente, mercados mal atendidos, falta de servicio técnico al cliente, mercados y clientes inestables, poca o nula planeación, desinformación de mercados actuales y potenciales, falta de estrategia a mediano y largo plazos,
En este estudio también se identificaron las líneas de acción sobre las que deben trabajar las empresas del sector de plásticos en nuestro país: contar con flujo de efectivo como criterio básico, aprovechar el poco financiamiento disponible y esforzarse en ser competitivos para exportar, eficientar recursos humanos y materiales, diversificar y expandir el nivel de los negocios, establecer programas para la gestión de la calidad y la productividad, contar con recursos humanos seleccionados por habilidad y área de interés, establecer programas de motivación organizacional y fomentar la normalización y la certificación.
En este estudio reciente al que se le dedicaron muchas horas-hombre están identificados con claridad tanto las condiciones de la situación actual como las acciones prioritarias que se deben llevar a cabo para llegar a ser competitivos y convertirse en empresas de clase mundial, ojala que no pase lo que sucedió con las recomendaciones de 1993, porque siempre que pasa igual, sucede lo mismo.
Comarca Lagunera. Abril, 2008.
Correo electrónico: jgonzalez2001@hotmail.com