Para no pagar las deudas
Todos somos deudores de algo, todos le debemos dinero a alguien y le tenemos que pagar. No podemos ignorar que tenemos alguna deuda pendiente de pago cuando la tenemos y prácticamente todos, aunque sabemos que tenemos que pagar, no lo hacemos aunque tengamos claro el monto, la fecha límite y la metodología de arreglo o de pago.
Son pocas, muy pocas las personas que deciden pagar para no deber, todos deciden usar algun argumento, válido o no, para no pagar lo que se debe. Esta es una de las más eficientes cadenas, la cadena de las deudas. La decisión de no pagar es del deudor. Quizá al principio no sea para él tan agradable el enfrentar al cobrador para decirle que no hay pago, pero con el tiempo y la práctica, se adquiere una especie de vacuna, una inmunidad contra la pena y cada vez se siente menos feo el decirle al cobrador que no hay pago, desde las excusas mas creíbles, como la tan socorrida de “no hay firmas”, hasta las más inverosímiles. A pesar de que la decisión de pagar o no pagar debería estar influenciada por la presión del cobrador para pagar lo adeudado, la realidad es que la presencia, técnicas, herramientas y alternativas del cobrador, se topan en pared y siempre se va como llegó, con las manos vacías, sin pago.
El deudor sabe hacer su trabajo, ha desarrollado con la practica constante, el mejor modo de esquivar el pago de las deudas y como contrarrestar los argumentos y exigencias del cobrador cuando decide hacerle frente. Sabe por ejemplo que:
Las excusas que son más difíciles de enfrentar por parte del cobrador, son las vinculadas por ejemplo con gastos de enfermedad de familiar directo menor de edad o muy mayor de edad o del titular del crédito.
Le hace al cobrador propuestas de pago ridículas o difíciles de aceptar en ese momento para que no le digan que no tiene voluntad de pagar y principalmente para que el cobrador tenga que consultar si acepta o no la propuesta y con eso gana mas tiempo
Nunca acepta pagar intereses porque sabe que éstos muchas veces se pueden quitar sin demasiado esfuerzo. Si el cobrador le dice que se va a ahorrar un 50 por ciento de intereses si paga hoy, opta por ahorrarse el 100% simplemente no pagando nada ni ahora ni después.
Tampoco acepta pagar honorarios de cobranza además de la deuda, sabe que eso le servirá de moneda de cambio llegado el momento de que decida finalmente pagar.
Le pide al cobrador quitas o beneficios porque sabe que una deuda de mucho tiempo ningún acreedor espera cobrarla completa porque se atiene al dicho “de lo perdido, lo que aparezca”.
Conoce bien los plazos de prescripción y por lo tanto siempre tiene como objetivo sacar tiempo porque sabe que eso siempre es a su favor.
Detecta si el cobrador es inexperto, por ejemplo cuando habla o repite las cosas como si fueran estudiadas de memoria y no tiene respuesta a las preguntas que el deudor hace, al detectar eso, el deudor se agranda y hasta “goza” haciendo sufrir al pobre cobrador
Trata de seducir con coecho al cobrador, eso muchos no se lo esperan y se distraen de lo que venían a hacer.
Se ofende fácilmente, muy fácilmente (o se hace el ofendido) para que al cobrador le cueste retomar el hilo para seguir su gestión de cobro.
Le dice al cobrador que sus clientes no le han pagado o que le pagaran tal día. Llegado ese día le contará (cierto o no) que el cheque recibido no tenía fondos o simplemente, que no le pagaron..
Se cierra en una oferta ridícula y amenaza con que “lamentablemente es lo único que puedo ofrecer y si no lo agarra Vd. se lo pago al cobrador X que también me esta reclamando y después no voy a tener nada para ofrecerle a usted….”
Se hace el indiferente y dice que no quiere pagar y que no tiene bienes ni ingresos para que le embarguen o le saquen y que le hagan como quieran.
Le dice que si, que le va a pagar en una semana sin falta y no le paga, cuando le vuelven a reclamar simula estar preocupado porque no pudo cumplir, pide disculpas y le hace una nueva promesa de fecha cercana –muy motivadora- que por supuesto tampoco cumplirá, y sigue ganando tiempo.
Conoce el alcance y riesgo de la garantía o la falta de ella y por lo tanto juega con esos límites porque sabe que el cobrador no puede avanzar demasiado.
En alguna de las visitas del cobrador, le entrega cheques post-fechados que sabe de antemano que el cobrador, llegada la fecha no podrá cobrarlos por carecer de fondos, pero con ello, ya gano tiempo de nuevo.
El deudor envía una carta al acreedor solicitando información detallada del saldo reclamado pidiendo además copias de las facturas solo para sacar más tiempo.
Le dirá al cobrador que conoce al dueño de la empresa porque juega golf o tenis con él los domingos en el club y que eso lo arregla en dos minutos, advirtiendo al cobrador que ello puede causar molestia del jefe hacia el cobrador.
No pretendo dar argumentos para el no pago a quienes quieren esconderse de las deudas, sería como pretender enseñar a decir misa al cura, el objetivo es que el cobrador esté preparado contra muchas formas de evadir a los cobradores y que desarrolle opciones para contraatacar, para cumplir su difícil cometido de rescatar lo casi imposible de rescatar: el pago de la deuda. Todas las excusas, objeciones, propuestas y situaciones son manejables, pero eso es materia de otro artículo.
Comarca Lagunera. Julio de 2008.
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