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Contexto lagunero

juan manuel gonzález

El que anda mucho y lee mucho…

Aunque la sociedad del conocimiento ya es una realidad, para la mayoría de los mexicanos es algo lejano y se ignora lo que hay dentro de ella para nosotros y que nuevos márgenes de oportunidades y de acción nos permite. Una vez que nos damos cuenta cabal de lo que es la sociedad del conocimiento, es difícil no sentir vértigo. Una Sociedad del Conocimiento es una sociedad con capacidad para generar, apropiar, y utilizar el conocimiento para atender las necesidades de su desarrollo y así construir su propio futuro, Hoy, toda la información esta a la mano gracias al formato digital, una información es abierta a quien quiera accesarla y otra es de acceso restringido, pero toda esta allí en la Web, medio billón de páginas de información en la pantalla de acuerdo al último reporte.

En el relato de La Biblioteca de Babel, Jorge Luis Borges contaba acerca de esa biblioteca que contenía toda la información posible en sus estanterías: libros buenos, mediocres y malos, falsos y originales, todos. Dicho en palabras de hoy, la Web es nuestra Biblioteca de Babel, pero necesitamos utilizarla.

El conocimiento esta contenido en la información, agazapado, esperando que alguien lo use, a veces empolvado y en el olvido, la llave para tener acceso a ella es la lectura, la lectura es la capacidad de las personas para extraer la información textual, es la llave del conocimiento en la sociedad de la información.

Todos los datos contenidos en la Web sirven de nada si no hay quienes los estudien, asimilen y apliquen, para sacarles provecho se necesita poseer habilidades avanzadas de lectura. Para sacarle provecho a la información digital es necesario adquirir nuevos saberes: conocimientos de computación, capacidad de manejar bases de datos, saber usar palabras claves para las búsquedas, conocer el uso de los operadores boleanos, etc. El esfuerzo por adaptarse a las nuevas tecnologías digitales exige muchas cosas nuevas, sí; pero exige como base las antiguas, y la más importante de ellas es la lectura.

La lectura es la suma de varias habilidades psicológicas que se adquieren y se ejercitan a edad temprana, pero que también se pueden adquirir, aunque con mayor esfuerzo, en cualquier edad adulta. Quienes tienen poca habilidad lectora murmuran cuando leen. Otras no emiten sonidos pero practican lo que se conoce como subvocalización: su glotis (en la parte alta de la laringe) se mueve imperceptiblemente. Estas personas, las que murmuran y las que subvocalizan son lectores defectuosos y poco hábiles.

Los lectores avanzados no leemos letra a letra, sino que más bien reconocemos las formas típicas, globales, de cada palabra (lo que los expertos llaman “la forma de Bouma”), y las interpretamos en conjunto, somos capaces de descifrar no sólo la palabra en la que fijamos la vista, sino además las que se encuentran a sus costados. Los lectores avanzados leemos en silencio. Durante muchos siglos la lectura, incluso la lectura solitaria, se hacía de manera audible. Nuestra forma de leer actual —rápida, silenciosa, eficiente— fue surgiendo gracias a las tecnologías editoriales. Los lectores de antiguos manuscritos leían en voz alta, entre otras cosas porque los textos estaban escritos sin separación de palabras, sin signos de puntuación.

Por otra parte, en la actualidad, ya hay más mensajes de correo electrónico que de voz, cada minuto se envían en el mundo cinco millones de correos electrónicos. Las relaciones personales han vuelto a la letra y con ello a la lectura, de ahí la importancia de ser lectores hábiles.

Un lector avanzado es una persona que puede enfrentarse con un texto en condiciones óptimas de aprovechamiento y velocidad y sólo se forja a lo largo de años de práctica. Si un niño no crece en un ambiente de lectura en su hogar, difícilmente podrá alcanzar con plenitud la capacidad para tratar con textos.

La abundancia de material de lectura en el hogar o la asistencia a las librerías públicas, garantizan el desarrollo de las habilidades lectoras. Si falta el hábito y las ocasiones de lectura que lo forman, las personas no estarán preparadas para enfrentar y adaptarse a la sociedad del conocimiento, así de simple. La tasa de lectores en nuestro país debe ser por lo menos igual a la de los países con quienes tenemos que competir, de lo contrario, estaremos en total desventaja.

Quien visite alguna ciudad grande en los Estados Unidos, se dará cuenta al abordar un transporte público que la mayoría de las personas a su alrededor están leyendo. Y muchas de ellas leen libros, otras leen periódicos o revistas. El país más poderoso, el que dicta los rumbos del mundo contemporáneo desde sus empresas y universidades, el que acumula una proporción de premios Nobel por habitante superior a cualquier otro, es uno de los países más lectores de la Tierra.

En Japón, desde hace muchos años, proliferan los lectores ávidos y de poco dinero, o que no quieren gastar -allá también hay codos- a los que se permite su actividad silenciosa junto a la mesa de las novedades y que son tan numerosos que han hecho necesaria la acuñación de una frase en japonés para identificarlos: honya de tate yomi no kata “ el que lee de pie en la librería”, lectura y avance van juntos. Por cierto, esta actividad de leer sin comprar los libros ya es cada día más común en México.

Donde el sistema educativo no funciona, donde en los hogares, por razones económicas o de idiosincrasia no fomenten la lectura, la solución esta en una buena red de bibliotecas públicas, modernas y bien dotadas. Aquí en la laguna ya tenemos más de 25 bibliotecas. En las sociedades más lectoras y avanzadas del mundo abundan las bibliotecas abiertas a todos. Y en todo el mundo avanzado los bibliotecarios se han convertido en guías de la web para el público, con ello demuestran que lo antiguo y lo nuevo muchas veces se complementan.

No podemos engañarnos, convertir a México en un país lector, nos llevará muchos años, pero si no lo hacemos, los mexicanos acabaremos usando la Internet solamente para comprar y bajar canciones, para charlar y pescar uno que otro dato o para conseguir pareja, sin tener la habilidad para navegar con eficiencia los océanos de información, sin utilizar su contenido.

Ahora sabemos que quienes, desde el sistema educativo o desde las editoriales, desde los hogares y bibliotecas luchaban por promover la lectura, estaban también trabajando por la sociedad de la información y del conocimiento: antes de que existiera.

La sociedad en su conjunto tiene que defender la práctica extensa y gozosa de la lectura, no solo nos estamos jugando la supervivencia cultural, sino la entrada en la sociedad del mañana ¡y en la actual! Ya tenemos la llave a nuestro alcance para entrar a la Sociedad del Conocimiento: la lectura. ¡Usémosla! Don Quijote dijo que “el que anda mucho y lee mucho, ve mucho y sabe mucho”

Comarca Lagunera.

Septiembre de 2008.

Correo electrónico:

jgonzalez2001@hotmail.com

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