Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Contraluz / ENSALADA DE PALABRAS

María del Carmen Maqueo Garza

El impacto de una palabra dentro de una sociedad no está dado por su fuerza sino por su constancia. Si conociéramos el verdadero poder que una sola palabra repetida mil veces tiene en nuestros niños, lo pensaríamos dos veces antes de expresarla.

Vivimos en un mundo de palabras: Ellas dan forma a nuestros íntimos pensamientos, definen propósitos y logros personales, son moneda corriente en nuestros intercambios con otros. Mediante palabras nos conocemos, nos relacionamos; medimos nuestros proyectos de vida, y trascendemos. Antes del advenimiento de la imprenta la palabra se comunicaba de manera pausada; el individuo era reflexivo, tenía oportunidad de asimilar cada palabra hasta formarse un criterio propio, así surgieron los primeros filósofos de la era moderna.

En la actualidad los medios de comunicación han roto por completo aquella marcha pausada; la palabra sale expelida por los dispositivos electrónicos a manera de ráfagas. Encontrar un espacio donde prive el silencio de manera que la palabra pueda andar como reina de nuestras cavilaciones es un lujo cada vez más difícil de alcanzar; hemos saturado nuestro mundo con palabras ociosas, las sentimos rozar nuestra piel como susurros sin acaso medir su potencial de muerte. Esta ruptura del espacio mágico personal ha derivado en crisis; el no poder hablar conmigo mismo acerca de quién soy y hacia dónde voy, está convirtiendo a cada individuo en extranjero en su propia tierra; avanzamos en medio de la multitud más llevados por la inercia del grupo que por propia voluntad de elegir un sendero.

Un aspecto que no por cotidiano deja de ser preocupante, es el efecto de la palabra a través de la pantalla televisiva. Las cadenas comerciales se enfocan a la ganancia económica más allá de cualquier función educativa, se lanza un producto de fácil digestión mental, que se venda bien y a la primera, de ello dan cuenta infinidad de telenovelas, programas cómicos y concursos ñoños. En días pasados captó mi atención un programa de concursos de la televisión española de nombre “Saber y Ganar”, bajo la conducción de Jordi Hurtado; el nivel de dificultad de los distintos segmentos es un reto para el más versado. Mi primera pregunta fue, ¿en cuántos hogares mexicanos lo seguirán cotidianamente?... preferí no imaginar.

A cincuenta años de lanzada la primera telenovela en México la industria televisiva ha agotado los argumentos tradicionales de la narrativa y ahora la conducta social más abigarrada es redimida por la intención comercial de los productores. Los promocionales incluyen escenas de un acto sexual completo con todos los efectos visuales y sonoros que al caso corresponden, aunque claro, no hay desnudos, el conflicto moral “no existe”. De igual manera se proyectan series televisivas norteamericanas en las cuales no puede faltar por regla la alusión directa a la genitalidad, aún para aderezar los hot cakes del desayuno.

Un chico mexicano pasa un promedio de dos a cuatro horas diarias frente a una pantalla de televisión. Me atrevería a suponer que en el espacio de una hora no recibe menos de diez alusiones directas o indirectas a la genitalidad: Ya sea en comerciales que exaltan el desempeño sexual del varón como un ideal a alcanzar; ya sea en telenovelas que muestran un sexo cerril barato como ingrediente obligado.

¿Alarmarme por los contenidos de un solo rato? ¡No! ¡En lo absoluto! Sin embargo sí me alarma hacer un cálculo aproximado de las veces que una misma palabra taladra las circunvoluciones cerebrales de un chamaco desde que tiene uso de razón hasta que alcanza la vida adulta. Entonces deja de sorprenderme que el chiquillo de once años viole a la niña de nueve; que la jovencita tenga “baby shower” en vez de quinceañera, que se organicen fiestas de “todos contra todos”, y que las enfermedades de transmisión sexual nos estén ganando la partida más allá de lo que pudiéramos imaginarnos en la más macabra de las alucinaciones .

Con sobrada razón me dice una joven respecto a la actividad sexual: “Llega un momento en que volteas en derredor y ves que todos lo hacen, entonces tú dices: ¿y yo por qué no?, te preguntas si no te estás quedando fuera de contexto por no hacerlo”... Ello da cuenta de la función de la genitalidad como elemento de identificación con el grupo, como urgencia social (no física), y tantas veces como trampa mortal para las ilusiones de una vida que apenas despunta a ser independiente.

Gozo las barras de ensaladas en donde preparas la tuya al propio gusto; me apasionan las palabras tanto como las ensaladas, seleccionadas a placer, no vertidas con furia en arcadas que terminan por contaminarlo todo

maqueo33@yahoo.com.mx

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 345752

elsiglo.mx