Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Contraluz / JAQUECA DE MEDIA NOCHE

María del Carmen Maqueo Garza

Son las dos de la mañana; salgo de un sueño profundo pero alerta, de repente el silencio de una noche de abril particularmente fresca, se ve interrumpido por un altavoz que emite con gran sonoridad música “grupera”. Al incorporarme me encuentro ante un dilema, cerrar la ventana y sacrificar el fresco que se cuela del exterior, o dejarla abierta y soportar aquellas estridencias. Opto por lo segundo, me arremolino entre las sábanas tratando de conciliar el sueño pero es inútil, hasta dos horas después cesa el ruidazo; en todo ese tiempo de forzosa vigilia me dediqué a coleccionar al vuelo un montón de ideas deshilvanadas:

Un sonido de tal magnitud que inicia de la nada en la madrugada se considera contaminación por ruido. Dentro de las definiciones de “contaminación por ruido” se establece que el horario en que un ruido se produce lo hace potencialmente contaminante; las dos de la mañana es un horario que califica. En el primer momento consideré marcar al 066 para poner mi queja, pero me temí que iba a suceder lo que otras veces cuando he denunciado cuestiones que para quien toma la llamada “no me afectan gravemente”, y no acuden a mi llamado. Aquello no era una emergencia para mí, pero sí podría serlo para quien tendrá una pesada jornada de trabajo mañana, quien necesita el reposo porque va a viajar, o quien está enfermo.

La fuente del ruido estaba a cuadras de distancia, de seguro que alguien quien se hallara cerca haría la llamada, pensé; lo cierto es que tuvieron que pasar dos horas para que cesara. Mentalmente imaginaba que ya iba llegando una patrulla de vigilancia a resolver el problema... lo imaginé una y otra vez, pero el ruido continuaba, conclusión, o nadie denunció, o denunciaron y no fueron atendidos. ¿Será posible que las autoridades no se hayan percatado en un rondín de vigilancia? ¿...Que los vecinos más próximos no se quejaran? ¿...Que unos u otros consideraran riesgoso quejarse o atender la queja?

Con tristeza hemos atestiguado que nuestro país tiende a la ingobernabilidad en muchos aspectos, la fuerza bruta y el atropello encañonan a la libertad y al orden; las calles son dominio del más fuerte, para prueba baste lo recién sucedido en Nuevo León: Militares fuera de su horario de trabajo, en estado de ebriedad hacen uso de armas de alto poder, secuestran a un ciudadano, roban propiedad ajena, y matan a ministeriales cuando intentaron someterlos; de igual modo vemos reportes de muertes relacionadas con grupos de poder en diversos puntos de la geografía nacional. Habría que recordar las palabras de Víctor Hugo: “Todo poder es deber”, y nosotros como ciudadanos, descruzarnos de brazos y empezar a exigir conductas probas y de altura a nuestros políticos y autoridades.

Dentro de aquel espacio de vigilia obligada vinieron a mi mente dos imágenes de esa mañana: A la salida de un centro comercial captó mi atención un ruido seco de un carro metálico al caer sobre el asfalto del estacionamiento; en ese instante observé a un hombre mayor correr a ese punto en donde comenzaba a llorar un pequeño de unos dos años quien quedó debajo del armatoste. El hombre lo animaba mientras levantaba el carro y ponía en pie al pequeño; supuse que sería su abuelo; para mi sorpresa el hombre y el niño no estaban relacionados, la madre del menor comía y charlaba animadamente a cierta distancia del pequeño, y ni siquiera se había percatado de que el niño se había alejado de ella...

En ese mismo rato, en otro punto de la ciudad observé a una niña de poco más de un año caminando de ida y vuelta sola por la banqueta mientras sus padres charlaban a un extremo de la misma. El riesgo de que un vehículo al dar la vuelta llegara al punto donde estaba la pequeña era muy alto; los padres no alcanzarían a correr a tiempo de ponerla a salvo; pero tal pareciera que no lo percibían.

Con todo esto pasando por mi mente en tanto el ruido atronador me trepanaba la cabeza de lado a lado, recordé el pensamiento del inglés Herbert Spencer (1820-1903), llamado con razón el filósofo de la evolución: De manera paralela a los planteamientos de Charles Darwin para las especies biológicas, Spencer hacía lo suyo con los grupos sociales: Hablaba sobre la supervivencia de los más dotados. Aquéllos dos pequeños de la mañana bien podrían sucumbir ante la negligencia de sus cuidadores, o salir adelante aprovisionados de grandes herramientas, y dentro de veinte años estar en capacidad de poner los altavoces a las dos de la mañana sin que una autoridad ose cuestionarlos; eso sí, yo me levanté con una jaqueca de aquéllas, que sólo escribiendo se me quita...

maqueo33@yahoo.com.mx

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 342568

elsiglo.mx