EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Convivencia

Diálogo

Yamil Darwich

Hay palabras que con el paso del tiempo van perdiendo su significado, aún cuando podemos leerlo en los diccionarios que dicen: Convivencia. “acción de convivir”. Se refiere a estar junto a otras personas, hecho que es más extraño a cada día.

Con-vivir y com-partir son actividades que hemos descuidado, conforme nos vamos transformando en seres individualistas. En medida en que estamos solos, perdiendo buena parte de nuestra “inspiración interna” para estar con los demás; llegando al egoísmo, tanto que aprendemos a “pasárnosla bien con nosotros mismos”. Desde luego no me refiero a la soledad ocasional de una tarde de lectura o escuchar una buena pieza musical, ambas reconfortan y alimentan al espíritu, para luego retornar a la convivencia.

Esa actitud se manifiesta en las nuevas generaciones, que asisten a las escuelas para aprender y tan pronto la abandonan vuelven a la soledad de sus habitaciones. Cierto que ese estar consigo mismo es parte del fenómeno de desintegración de la familia moderna, cuyos padres están muy ocupados trabajando, justificando la ausencia en las necesidades materiales y, desafortunadamente, aplicando tiempo para su personal diversión y descanso egoísta, solos o acompañados con amigos ocasionales; al fin y al cabo: “nos lo merecemos, luego de tanto esforzarnos”… ¿ o no?

¿Ha observado que los jóvenes ya no disfrutan del contacto humano como antes? Desde luego que salen en grupos a divertirse y continúan relacionándose entre ellos, en flirteos que más tarde se convierten en romance; pronto regresan a la computadora y la comunicación a distancia. Ahí pueden pasar largas horas –hasta bien entrada la noche– chateando, pantalla de por medio, alejados físicamente.

Ese individualismo nos hace más frágiles y fácilmente atacables. Solos, caemos en las tentaciones vanas de aceptar propuestas que van contra los valores aprendidos o consumir cosas que no necesitamos.

La tristeza acompaña a los seres humanos solitarios; con la soledad nos trasformamos en taciturnos e insatisfechos. Así, la ansiedad y/o la depresión están a sólo un paso, los estado neuróticos se profundizan y el desasosiego del espíritu crece. Pero esa patología de humanos, que se propaga alarmantemente en los tiempos modernos, es conveniente y hasta promovida por aquellos que desean atacar la libertad individual, la real, la que nos mueve a hacer lo que verdaderamente deseamos con sentido ético.

Ahí está cimentada buena parte de la enfermedad social; la frustración y violencia en todas sus manifestaciones.

Para dimensionar lo anterior, acepté una observación hecha por un profesor universitario; él, me pidió revisara un periódico de los Estados Unidos de Norteamérica, donde publicaron un listado de 16 noticias sobresalientes que trataban asuntos de: manejo de información periodística falsa, robo de fetos, comités de atención a suicidios, peleas entre familias monoparentales, abuso sexual, preocupación por la depredación de osos grises, sobre una maestra denunciada por tener sexo con un alumno, casos de pedofilia, votación sobre el aborto, policías acusados de violar niñas discapacitadas, prisión a abusadores sexuales con sexo oral, casos de secuestradores y otras que trataban asuntos varios de astronautas, sobre misiles y cuestiones políticas. ¿Qué le parece?

Es obvio que la violencia se ha incrementando y en ello participa la soledad y el agobio a que estamos sometidos, consecuentemente, la pérdida de algunos valores sociales y familiares importantes, caso de la convivencia.

El problema es general, tanto que en el Distrito Federal han creado la Asociación Civil denominada “Convivencia sin Violencia” (http://www.convivenciasinviolencia.org.mx) dedicada a promover los valores; su misión institucional les describe: “Fomentar una cultura de no-violencia y moderación, abriendo un canal de comunicación entre jóvenes de ambos sexos, padres de familia e instituciones educativas”.

En meses pasados dialogamos sobre la misma preocupación vivida en Monterrey, Nuevo León, donde padres de familia, directores y maestros de escuelas de educación media, tratan de encontrar fórmulas para evitar la violencia y rebeldía de los hijos. Los laguneros no podemos “enterrar la cabeza como el avestruz” y tratar de pasar desapercibidos los hechos –que no son pocos- acontecidos en la Comarca.

Está claro: los jóvenes tratan de manifestar su inconformidad con violencia; algo estamos descuidando para que se agrave y profundice, haciendo poco o nada para remediarlo. Sin duda que las autoridades civiles deben tomar cartas en el asunto y encabezarnos en algún plan para atender el problema; luego, nosotros, la sociedad civil, incluidas escuelas con sus profesores expertos, las ONG´s, colegios de profesionistas y clubes de servicio, responder y cooperar participando activamente. ¿Qué agrupación tomará la iniciativa?

Esperemos al llamado de algunos de ellos, sé que hay quienes buscan actividades de apoyo al desarrollo social, la seguridad o de solidaridad y subsidiaridad filantrópica, esas que les permiten justificar su existencia.

Le invito a estar atentos y prepararnos para responder, ahora que aún es tiempo. ¿Acepta? ydarwich@ual.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 321889

elsiglo.mx