Los rockeros encasillan al grupo Cabezas de Cera (CDC) en el jazz, y los jazzistas dentro del rock.
El Universal
MÉXICO, DF.- Los rockeros encasillan al grupo Cabezas de Cera (CDC) en el jazz, y los jazzistas dentro del rock. A poco más de diez años de la creación de la agrupación, el debate sobre la corriente musical a la que pertenecen Ramsés Luna, Mauricio y Francisco Sotelo, y Edgar Arellín aún no termina, aunque ellos tratan de no confundirse y aceptan que coquetean con ambos géneros.
“El rock como raíz todos la tenemos, desde Beethoven hasta el que quieras. Cuando CDC está sobre un escenario su actitud es la de una banda de rock, tiene la entrega de un grupo de rock, incluso más auténtica que otras bandas que dicen que se asumen como tal”, señala Ramsés Luna.
Curiosamente mientras los “fundamentalistas” del rock y el jazz pelean por la clasificación que la música de Cabezas de Cera debe tener, el cuarteto se ha convertido en una referencia clara dentro del sector World Music, atribución que ha hecho que el grupo se haya presentado en prestigiosos festivales como Jazz im Dock (Alemania), Festival LEM (España) y Festival International ProgSud (Francia) y Festival SORI (Corea), por mencionar algunos.
Recientemente, CDC lanzó un nuevo disco grabado en vivo. Para los que quieran apreciar a estos “mexicanos trabajando”, el grupo actuará el 1 de febrero en Puebla, y el 15 de febrero en La Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
Ramsés: El trabajo nos ha ido acomodando y nos ha dado un lugar muy especial en la vida musical de México, me refiero de México porque de aquí somos, ha roto muchas fronteras. Hemos visto públicos en Asia, Europa, Norteamérica, todos se parecen, muchos se quedan en el extranjero. La visión de México la cambiamos, lo que les llega, sus referentes, Julieta Venegas, su referente internacional y cuando llegamos nosotros, aquí y en China, aquí y en Korea hay más bandas, muchos arriesgados, pero qué tenemos que arriesgar, hacemos la música bajo las circunstancias que te da un país, la música nos ha ayudado a tener más amigos en otras partes del mundo, yo creo que no existe ese estigma de que haya un público específico, siempre hemos tenido un público, eran señores los que iban a ver a Cabezas de Cera, ahora ya hay más mujeres, más chavos, adolescentes, un público deseoso de ver y escuchar cosas distintas. No estamos estigmatizados ni prejuiciados, por el contrario, hay gente que nos saluda en la calle, que nos aprecia, no tenemos la gran industria a nuestras espaldas, nosotros como quiera que sea, hemos salido del país con apoyo o sin apoyo de Conaculta y Relaciones Exteriores, lo que muchos músicos ansían.
-Mucha gente los coloca en la escena del rock progresivo, ¿se asumen en ese lugar?
Ramses: Hacemos música sin ningún prejuicio, siempre con ideales, y en cuanto al tipo de género, la gente ha puesto etiquetas, la punta de lanza fue el sector de rock progresivo que nos llamó a participar en festivales, de ahí en adelante hubo más actividad para nosotros en cuanto a festivales, después ya llegaron los jazzeros, vieron que había cosas.
CDC ha ido abriendo su abanico de posibilidades, antes era sólo el rock progresivo, no pretendemos pertenecer a una elite, simplemente hacemos música, para hacer este tipo de música estamos concientes de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. El progresivo nació en los 70’s bajo ciertas circunstancias políticas, sociales y económicas a las cuales nosotros ya no pertenecemos, así es que sería ilógico formar parte del eslabón, la gente lo ha percibido bastante bien, ya nos abordan sin ningún prejuicio.
Ramsés: Para concretar este proyecto tiene uno que sortear varias cuestiones técnicas, pero la idea de hacer un disco en vivo con rolas totalmente nuevas se viene trabajando desde 2005. La primer pieza que publicamos en un concierto en vivo fue “Indomable”, que viene en el Fractal, ahí nos percatamos de que es posible tener la posibilidad de tener un buen disco grabado en vivo, y la onda era que no queríamos encerrarnos en una cabina, y que hemos visto que nuestras rolas han ido madurando con el paso del tiempo, concierto tras concierto, dejan de ser las mismas, la idea era poder mantener una madurez, llegar a una edad adulta de las rolas para proyectarlo en un disco, esa fotografía que diera ese momento fiel de cada pieza
-¿A qué tipo de retos se enfrentaron y cuáles fueron los resultados técnicamente hablando?
Edgar: Ya sabíamos que los lugares serían muy diferentes. Habíamos planeado grabar en Foro Alicia, en el Tianguis del Chopo, pero también conocíamos lugares como el Café Iguana (en Monterrey), que es un lugar grande y cómodo, y el Teatro de la Ciudad. Para mí fueron fáciles esos lugares, pero sí fue una pesadilla trabajar en El Alicia y el Tianguis del Chopo, por el ruido de la calle (risas).
Técnicamente uno de los principales retos es tener el mismo tipo de referencia, no importando el lugar, la forma de hacerlo fue practicando con los monitores de audífonos. Primero hicimos varios intentos, uno que otro concierto con los monitores de audífonos para que se fueran acostumbrando. Es algo gracioso porque cuando usas los monitores normales escuchas todo el ambiente, más el sonido y ese mismo sonido se contamina con el ambiente, con los monitores de ese tipo eso te pierde, y ellos (la banda) escuchan la música tan clara que te piden que de alguna manera lo ensucies (risas)… es algo bastante raro, primero buscan que todo se escuche claro, y luego quieren que le metas ruido de ambiente (risas).