EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Costo político

Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Política es el arte de impedir que la gente

participe en los asuntos que le conciernen”.

Paul Valéry

El costo político de la toma de las tribunas del Congreso ha sido muy alto para Andrés Manuel López Obrador y para los partidos del Frente Amplio Progresista. Por eso ni el Gobierno Federal ni el PAN ni el PRI han tomado ninguna medida en contra de los diputados, senadores y “adelitas” que han realizado la toma de tribunas y los bloqueos a las sedes del Congreso. Para qué, si podía continuar el deterioro de la imagen de López Obrador y sus simpatizantes en un momento en que el recuerdo del bloqueo del Paseo de la Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México había empezado ya a desvanecerse.

Según una encuesta telefónica realizada por BGC, Ulises Beltrán y Asociados, el 15 y 16 de abril, el 68 por ciento de los entrevistados señalaba que no se justifica la toma de tribunas mientras que sólo el 27 por ciento expresaba la posición contraria. Las personas que decían tener una mala opinión del PRD pasaron de 35 por ciento en febrero a 53 por ciento el 16 de abril. No se registraba una cifra tan mala para el partido desde noviembre de 2006, cuando los legisladores del FAP tomaron la tribuna de la Cámara de Diputados para tratar de impedir la toma de protesta del presidente Felipe Calderón.

La imagen pública de López Obrador se ha vuelto cada vez más negativa. El 60 por ciento de los encuestados dice que el ex candidato presidencial es “irrespetuoso de las instituciones del país”, aunque un 29 por ciento todavía lo ve como “respetuoso” de esas instituciones, una proporción bastante fuerte si se considera todo lo que ha sucedido en los últimos dos años.

La encuesta de Ulises Beltrán, que se levanta todas las semanas y por lo tanto permite una visión continuada sobre los temas que toca, revela claramente el costo político para el PRD y los partidos del Frente Amplio Progresista de la toma de las tribunas legislativas. Y no es la única. Todos los sondeos que conocemos muestran resultados similares. Por eso el Gobierno y los dirigentes del PAN y del PRI no han buscado liberar las tribunas con la fuerza pública. Mal que bien, las labores esenciales de las Cámaras legislativas se han llevado a cabo mientras que el PRD y sus aliados están sufriendo una baja en su respaldo.

A López Obrador, al parecer, no le interesa el costo político. Como todo caudillo mesiánico está convencido de que tarde o temprano el pueblo regresará a él y lo apoyará. Y quizá haya razones para creerlo. Éste es, después de todo, el López Obrador que bloqueó pozos petroleros en Tabasco, que ganó la elección a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal a pesar de no cumplir -según lo señalaron sus propios compañeros de partido, como Pablo Gómez- el requisito de residencia, que desacató abiertamente los fallos de los tribunales y que bloqueó el Paseo de la Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México causando pérdidas millonarias a las empresas y provocando el desempleo a cientos o miles de personas.

Podemos entender el razonamiento del Gobierno panista y de los líderes del PRI que ven en la caída de López Obrador y de los partidos del FAP en las encuestas de opinión una oportunidad inesperada. Es éste el pensamiento que hizo que nadie interviniera en el bloqueo del Paseo de la Reforma, que a la postre le costó al PRD las elecciones de Tabasco.

Pero López Obrador tiene razón en apostar a la desmemoria de los mexicanos. La verdad es que, hasta la reciente toma de las tribunas legislativas, el cacique y sus partidos habían recuperado buena parte del terreno perdido en los meses anteriores. El plantón del Paseo de la Reforma se había convertido en un recuerdo vago, como los bloqueos de los pozos petroleros de Tabasco. De hecho, lo sorprendente no es que hayan caído los índices de popularidad de López Obrador y del PRD en las últimas semanas, sino que ambos sigan manteniendo ciertos niveles de aceptación a pesar de todo.

En el PRD hay grupos preocupados por el deterioro en la popularidad de su partido. No todos comparten la idea de López Obrador de que no importa lo que ocurra en el corto plazo porque a la larga la causa del “bien superior” prevalecerá. Son ellos los que están promoviendo la idea de que hay que abandonar la toma de tribunas, aun cuando se sigan haciendo manifestaciones y plantones para impedir la “privatización” del petróleo. Ya queda claro que el mejor escenario para ellos, el uso de la fuerza pública por parte del Gobierno Federal para liberar las tribunas y convertirlos a ellos en mártires, no tendrá lugar.

Ayer los líderes del FAP señalaron que considerarían la posibilidad de liberar las tribunas. No lo harán porque hayan conseguido el objetivo de evitar la aprobación de la reforma energética, como dijeron. La razón es que se dan cuenta de que la toma les está costando mucho en lo político.

IFE CENSOR

El IFE se ha convertido ya abiertamente en un censor de las expresiones de opinión. Ayer pidió a los medios de comunicación que retiren el anuncio de la asociación civil Mejor Sociedad, Mejor Gobierno “porque la Constitución señala que ningún particular puede contratar en radio y televisión promocionales para hablar en contra de partidos políticos”. Aquellas personas que dijeron en 2007 que la Ley electoral no promovía la censura, hoy deben aceptar el aparato censor que se ha creado con esta legislación. En el México de hoy a los partidos políticos nadie los puede criticar.

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 346330

elsiglo.mx