EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Los grupos tradicionales de Alcohólicos Anónimos brindan una atención especial a las mujeres que enfrentan esta problemática.
Miembros de la agrupación dieron a conocer que la incidencia en el consumo de bebidas alcohólicas entre la población femenina ha ido en incremento, lo cual se refleja en una mayor demanda de atención a través de las distintas agrupaciones que operan en esta ciudad.
Señalaron que aunque no se tiene una estadística que refleje la realidad del problema, es común observar que cada vez son más mujeres las que llegan a enfrentar serios conflictos con su manera de beber, así como una mayor participación de mujeres al volante que llegan a provocar accidentes automovilísticos.
Se indicó que cada grupo tiene el objetivo primordial de llevar el mensaje a la persona que está enfrentando dichos problemas y en el caso específico de la población femenina, se indicó que siendo diferentes entre ellas, todas llegaron finalmente a un punto en el que tuvieron que reconocer que el alcohol estaba afectando seriamente sus vidas.
Jóvenes o de mediana edad, todas encontraron la misma respuesta, pues a través del sencillo programa de AA, hallaron la forma de dejar de beber, mantenerse sobrias y además, han podido construir su vida entre la plenitud.
La palabra “alcohólico” puede ser perturbante para algunas personas, pues hay a quienes sólo les sugiere que se trata de alguien de poco carácter o un desecho de la sociedad.
Cuando se trata de mujeres alcohólicas, esta impresión errónea persiste con particular fuerza, pues la sociedad en general tiende a mirar con tolerancia y hasta con divertido placer a un hombre que se embriaga y a diferencia de esto, le disgustan las mujeres que se encuentran en una condición similar.
Una tragedia mayor, según se indicó, consiste en que la mujer alcohólica comparte a menudo esa apreciación, por lo que la carga de culpa que lleva cada bebedora puede llegar a ser hasta el doble.
A través del programa de AA, las mujeres que enfrentan ese problema han dejado a un lado el peso de esa culpa, pues han aprendido y aplicado en su propio caso, una verdad médica que indica que el alcoholismo es una enfermedad y por lo tanto un problema de salud, más que una cuestión de moralidad o costumbre.
Cuando el enfoque se reduce a una compañera de trabajo, vecina, amiga o familiar, surgen cuestionamientos como el por qué no puede esa persona beber como una dama o frenarse en su consumo, ante lo cual es necesario recurrir a estas agrupaciones para que se le brinde toda la ayuda y atención que requiere.
