Natalia Lafourcade está concentrada en su más reciente material. (El Universal)
Recién cumplió 24 años y Natalia Lafourcade ha dejado de buscar “el ritmo de los elefantes”. Es decir, que creció sin darse cuenta. Esta vez ni siquiera tuvo tiempo para una fiesta de cumpleaños. Acepta que poco queda de aquella adolescente que cantaba: “Quiero buscar con el ritmo de los elefantes y rinocerontes / quiero caminar sin zapatos y sentir las piedras / Después volar y ver si el cielo puedo yo tocar”.
Explica: “Ya se me olvidó buscar el ritmo de los elefantes y eso está mal, muy mal. Ahora trato de regresar a aquella manera de ver las cosas porque a veces uno empieza a crecer y quiere ir más rápido, quiere hacer las cosas más de prisa. Antes era más tranquila ahora ya no tengo tiempo para descansar”.
Si Natalia Laofurcade se detuviera a contemplar su pasado, vería un closet y una guitarra “viejísima” con un agujero en la base. Y olería el aroma del café que se escapa de las casas en Coatepec al mismo tiempo que saborearía el dulce invierno canadiense.
-¿Y tu primera guitarra?
Mi primera guitarra... no sé; la perdí. Me la encontré en el clóset de un departamento al que llegué a vivir y la usé para mi primera gira: un concierto acústico con el que iba a cantar a la oficina de personas y amigos. Era una guitarra viejísima, tenía un hoyo y tenía tres cuerdas nada más. Ahí empecé a componer hasta que le pedí a mi mamá que me comprara una Yamaha negra.
-¿Cuántas guitarras tienes actualmente y cuál es tu favorita?
Después de la primera, me compré una Fender usada que me encontré en el Centro, era blanca con una estrella y una chica como de los 20 con traje de baño. Esa sí la tengo en mi casa dentro de una bodega. La Yamaha negra que me compró mi mamá se la regalé a un amigo. Ahora tengo cuatro... no, cinco guitarras y mi favorita es mi Fender que me regaló Meme (tecladista de Café Tacvba).
-El mercado de la música hizo perder “el ritmo de los elefantes”?
No... no sé. Es inevitable que te cambie en ciertos aspectos porque tu vida es diferente. No puedes manejar tu agenda y eso es raro porque el tiempo ya no depende de ti.
-¿Qué extrañas de aquellos años en que comenzó tu carrera?
Extraño darme tiempo libre porque ahora ando todo el día ocupada. Extraño las cosas cotidianas como ir al cine con mis amigos. Tengo que regresar a aquellos días.
-¿A qué huelen los cinco años que viviste en Coatepec?
¡A humedad! a la tierra, al olor de la comida en las casa; en general es un olor de pueblo, que son aromas felices... huele como “estar en casa”.
-También viviste medio año en Canadá ¿A qué te supo?
Me supo superdulce. Aunque era invierno la pasé muy bien y disfruté de esa época del año porque fue la primera vez que viví un invierno con nieve. Disfruté mucho caminar por el frío y el hecho de vivir en una casa de músicos donde podía darme espacio para estar sola y componer.
Natalia Laforucade hizo este viaje hace un año para alejarse del trajín que le ocasionaba el éxito y la fama. El resultado fue un disco instrumental llamado Cuatro estaciones en el que explora con su música las sensaciones de cada estación del año. Estrenó la pieza hace dos semanas con la Orquesta Juvenil de Veracruz.
Ahora, luego de ese retiro canadiense, se dice lista para reconectarse con el público de los conciertos. Empezará por un par de acústicos en el Bar el Vicio, ubicado en Coyoacán, en el que procurará una relación intimista con los asistentes. “En la anterior gira no podía platicar mucho con el público y tampoco tener músicos invitados. De eso se tratarán estos acústicos: les platicaré dónde se originaron las canciones, por qué las escogí y tendré a muchos amigos en mi banda”.
-¿Dirías que eres una artista de primavera, verano, otoño o invierno?
Soy de otoño. En el disco instrumental es la estación más bipolar porque tiene los momentos más alegres y también los más melancólicos, tranquilos y súper eufóricos al mismo tiempo. Creo que yo soy una persona con altas y bajas en los estados de ánimo. No digo que sea bipolar, ja, ja, eso es otra cosa, pero sí tengo cambios drásticos.
-¿Qué canción te recuerda a tus padres?
Ellos se separaron cuando yo tenía dos años, así que no los tengo asociados con ninguna canción.
-A propósito de que actuarás en El Vicio, ¿la guitarra es un vicio?
Tal vez, pero un vicio raro porque me da por temporadas. En Canadá no la soltaba pero ahorita casi no la tomo porque toco más el piano.
-¿Cuándo fue la última vez que tuviste un domingo como el de la película Temporada de patos?
Creo que en Canadá. Hace unos siete meses. Fui con mis amigos al parque, nos acostamos y leímos.
-¿Eres una buena lectora o se te niegan los finales?
¡Se me niegan los finales! Siempre me quedó a medio capítulo de terminar. En Canadá leí tres de los siete tomos de A Series of Unfortunate Events, pero no terminé ninguno de los tres. Te juro que lo intento pero no sé qué me pasa. Y en casa tengo un montón de finales en espera.