La actual crisis financiera y económica global podría empujar a 10 millones de mexicanos más dentro de la línea de pobreza durante el 2009, lo que se sumaría a los cerca de 6.5 millones de pobres que las presiones en los precios de alimentos observadas desde 2006 generó, estimó Julio Boltvinik, investigador de El Colegio de México.
Esto implicaría que en México cerca de 64.5 millones de personas podrían formar parte de la población en pobreza de patrimonio, es decir, que no tiene cubiertas “aquellas necesidades que permiten al ser humano vivir de manera digna”, según definición de Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Esta cifra contrasta con las 48.5 millones de 2005.
“Si se considera el alza observada en los precios de los alimentos entre 2006 y 2008, y el método de medición de pobreza alimentaria del gobierno, se observaría un aumento de alrededor de 6.5 millones en el número de pobres sin ingresos suficientes para adquirir una canasta alimentaria”, indicó.
Y si a ese nivel de pobreza se suma el efecto de la recesión actual, se sumarán alrededor de 10 millones de personas más a la pobreza en el país, señaló el autor de diversos libros sobre pobreza.
El investigador explicó que tanto en la crisis de 1994-95 como en la de 1982-84, la pobreza en el país se incrementó en proporciones similares, es decir, entre 10 y 12 puntos porcentuales.
Por su parte, José Luis de la Cruz, investigador del Tec de Monterrey, expuso que las remesas y el empleo informal han contribuido a mitigar el problema de pobreza en el país, pero la debilidad de la economía estadounidense, mermará el ingreso de recursos al país ante la caída de las remesas que los connacionales envían.
En tanto, el menor ritmo de actividad económica en México profundizará la caída del empleo.
Ambos elementos implicarán un menor bienestar de la población en México, expresó.
“Ya existe una transmisión de los efectos de la crisis global sobre México, aunque este el efecto inicial; en el cuarto trimestre de este año y en los primeros trimestres de 2009 se sentirá más el efecto en el conjunto de la economía del país”, añadió.
La “pobreza alimentaria” califica como pobres a aquellos hogares que no tienen ingreso suficiente para adquirir una canasta alimentaria establecida por la Sedesol, en tanto la “pobreza de patrimonio” agrega no sólo a la canasta alimentaria y la cobertura de salud y educación básica, sino también aquellas necesidades que permiten al ser humano vivir de manera digna como vestido y calzado, vivienda, servicio de conservación, energía eléctrica y combustible, estimación del alquiler de la vivienda y transporte público.
En 2005, cerca de 18.8 millones de mexicanos se encontraban en pobreza alimentaria y 48.5 millones en pobreza de patrimonio.
Así, al considerar las alzas en precios de los alimentos y la recesión, que podría sentirse en 2009, aumentaría la pobreza alimentaria a 34.8 millones y la pobreza de capacidades a 64.5 millones de mexicanos.
