Las grabaciones dadas a conocer hoy por El Siglo de Torreón, evidencian que las órdenes de Alfredo Castellanos, ex titular de Seguridad Pública de Torreón, ya no eran obedecidas por los agentes de la corporación.
Dichas grabaciones contienen los diálogos sostenidos por elementos de la Policía Municipal la madrugada del lunes, día en que se registró una balacera entre agentes municipales y federales que arrojó como saldo un policía muerto y 35 detenidos. En el audio se escucha en varias ocasiones a Castellanos Castro dar la orden a sus agentes para que no acudan al cuartel de la Policía Federal, sin embargo nadie hizo caso al entonces director de Seguridad Pública.
El hecho resulta por demás preocupante, ya que la pregunta obligada es quién mandaba en la corporación, pero aún es más grave que el alcalde, José Ángel Pérez, desconociera la situación que se vivía al interior de la corporación. Debemos recordar que el edil mantuvo en su puesto a Castellanos Castro a pesar de los videoescándalos donde se vio involucrado el jefe de la Policía.
Hoy la corporación goza de un desprestigio nacional, tal vez injusto, porque tampoco se puede generalizar a todos los elementos como lo hizo la Secretaría de Seguridad Pública Federal por medio de un boletín, donde afirma que los 35 agentes detenidos recibían dinero del crimen organizado.
Los agentes detenidos ya denunciaron los abusos cometidos por la Policía Federal para inculparlos de varios delitos. Este penoso caso se hubiera podido evitar si los agentes hubieran obedecido a su jefe, pero por desgracia éste ya había perdido autoridad entre sus subordinados.
El gran reto para el Ayuntamiento es transformar a la Policía para volver a tener la confianza de los ciudadanos, la reestructuración debe ser a fondo y no por medio de espectaculares donde se presuma como la “Mejor Policía del Norte del País”.
Hoy, 35 policías están detenidos. Ellos aseguran ser inocentes y denuncian abusos de los federales, al mismo tiempo la población desconfía de la corporación. El problema que tiene enfrente el alcalde es grave, mismo que no se va a resolver repartiendo culpas.