Imponente y majestuoso, el puente de Brooklyn es un triunfo de la ingeniería y un orgullo de Nueva York.
Una de los atractivos más sorprendentes y majestuosos de Nueva York es el puente de Brooklyn, que el pasado 24 de mayo cumplió 125 años de haber sido abierto al público, después de 13 años que duró su construcción, de 1870 a 1883.
Se trata de una obra que es símbolo y orgullo de la Urbe de Hierro, que no debe dejarse de visitar, y que en su tiempo fue considerado el puente colgante más largo del mundo, con sus 1,825 metros de extensión, una obra cumbre de la ingeniería, y la más sólida hecha de piedra caliza, granito y cemento, y largos y gruesos cables de acero para resistir un peso de 18 mil 700 toneladas.
El día de su inauguración, el puente permitió la circulación de 150 mil visitantes, pagando cada uno un centavo de cuota, y de mil 800 vehículos que pagaron un peaje de cinco centavos.
El puente de Brooklyn une los barrios de Manhattan y Brooklyn, sobre el East River, y su construcción fue obra de un hombre visionario, John Roebling, que pese a haber construido otras obras grandiosas en Estados Unidos, no logró la aprobación oficial para realizar su novedosa obra. Tuvo que recurrir a inversionistas particulares para realizarla, con un costo de 15.1 millones de dólares, el doble del presupuesto original, y que causó la muerte a 27 trabajadores, muchos quedando sepultados en los grandes bloques de cemento cuando éstos se hicieron.
En la actualidad, hay un servicio especial de taxis, y otro de autobuses, que ofrecen tours para recorrer el puente, tomar fotografías, sorprenderse de su impresionante estructura y de las vistas magníficas que ofrece de la ciudad de Nueva York.
El puente de Brooklyn ha servido de tema para novelas y películas, y entre las más recordadas de éstas últimas están “Tarzán en Nueva York”, donde Johnny Weismuller, el legendario hombre mono, perseguido por la policía, llega al puente y, con un clavado perfecto, salta del puente al agua. La escena fue espectacular, pero ficticia, pues se ha comprobado que algunos temerarios que han intentado saltar del puente han muerto antes de llegar al agua, o al recibir el impacto tremendo de la misma.
El puente tiene, desde lo alto de sus torres hasta la superficie del río, una altura de 84 metros, y de 40 metros desde su calzada principal.
Otras películas con fondo del legendario puente son Fiebre del Sábado en la Noche, con John Travolta; Manhattan, de Woody Allen; La Decisión de Sophie; Godzilla; Impacto Profundo; Gangs de Nueva York; y El Retorno de Superman, en la que el puente aparece en varias escenas cuando Superman lleva a la periodista Lois Lane a volar sobre Manhattan.
El puente tiene dos niveles. En el de abajo hay dos calzadas de tres carriles cada una, por las que circulan cada día 145 mil vehículos. En el nivel superior está la pasarela para peatones y ciclistas.
Anécdotas: Una semana después que se inauguró, una mujer tropezó al subir por la escalera del lado de Manhattan, y al caer gritó, sembrando el pánico porque los demás peatones creyeron que el puente se desplomaba, y murieron 12 personas y 35 resultaron heridas de gravedad.
El primer hombre que se lanzó al agua desde lo alto del puente fue Robert E. Odium, en 1885, quien murió al estrellarse contra el agua. La primera mujer que intentó lo mismo, y que también murió, fue Clara McArthur, en 1895, quien introdujo en sus medias nueve kilos de arena para caer de pie. Hasta hoy, que se sepa, el único sobreviviente a una caída desde el puente fue un hombre cuyo nombre no se ha podido precisar, y que lo hizo sólo para ganar una apuesta de cien dólares.
