CRÓNICA DE VIAJE
Por Ricardo Rubín
UN NUEVO MARCO POLO
Muchos piensan que después de Marco Polo y sus viajes fabulosos no hay otro viajero y aventurero igual, pero es que no conocen a Miguel de la Quadra-Salcedo.
Este español de 76 años de edad –alto, fuerte, de grandes bigotes y rostro curtido por el sol y el viento de varios Continentes—, es probablemente el último aventurero del Siglo XXI.
Miguel de la Quadra ha caminado por el mundo, más que viajado, porque a pie ha recorrido regiones ignotas, desiertos, zonas que no figuran en los mapas, ciudades exóticas, lugares que escapan a la imaginación.
Entre sus aventuras de los últimos 40 años, están el viaje de dos mil kilómetros que inició en Moscú y terminó en Jerusalén. En el libro que escribió sobre dicho viaje dice que mientras cruzaba Siberia en el tren Transiberiano, fue detenido por soldados cerca de Mongolia, porque pensaron que era un espía. Estuvo 15 días en la cárcel de Irkutst, antes de que se aclarara el error y lo dejaran libre.
En el desierto de Gobi convivió varios meses con los pastores que viven en caravanas nómadas, alimentándose sólo con leche de yak y carne seca de búfalo, y transportándose en camello.
Los mongoles siguen viviendo igual que en los tiempos de Gengis-Khan, dice, después de bañarse en las aguas heladas del lago Havgol Unir y visitar la desierta ciudad de Harhorin.
Miguel de la Quadra ha viajado por Oriente, Asia, el Congo, las selvas sudamericanas, África.
En el Congo, para llegar a la aldea de Kinsagnani, tuvo que arrojarse en paracaídas desde un avión, porque las lluvias hacían imposible la transportación por tierra.
Una de las experiencias más gratas que recuerda es la pesca de salmón en el Asia Central, en ríos de aguas casi congeladas y a temperaturas bajo cero. Pescaron en cierta ocasión dos salmones de 20 kilos cada uno, utilizando unas ramas que cortaron de un árbol y que usaron como arpones primitivos... Con los mongoles vivió en sus tiendas de campaña, llamadas “gers”, que son tiendas circulares que levantan en zonas protegidas para no ser devorados de noche por animales salvajes.
Eterno viajero, cuando descansa lo hace en su casa de Madrid con su esposa Sol. Ha recibido también el reconocimiento de los reyes de España por las excursiones de jóvenes que ha organizado últimamente, recorriendo el Camino de Santiago, diversas regiones españolas, sus puertos y a sus museos. Y también, por supuesto, al lugar donde nació, Miguel Quadra, cuyo nombre le fue puesto en su honor.
Miguel de la Quadra-Salcedo ha escrito más de una docena de libros fascinantes sobre sus aventuras, ha filmado miles de metros de película de sus viajes, ha sorprendido y maravillado a espectadores de todo el mundo con sus programas de televisión, y sigue manteniendo el deseo de emprender viajes y más viajes. “El mundo es muy pequeño –dice—, y no veo por qué no pueda conocerse todo”.