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CRÓNICA DE VIAJE

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JAMAICA, LA ISLA DEL SOL

Por Ricardo Rubín

La Isla de Jamaica ha dado al mundo cosas memorables como el ron, algunas de las mejores historias de piratas, el vudú, el calypso, y el reggae.

Y no hay que olvidar que allí estuvo James Bond, el Agente 007 con licencia para matar, en su primera aventura fílmica: Sean Connery acompañado de Ursula Andrews contra el diabólico “Dr. No”.

Jamaica es una de las islas más encantadoras de las Grandes Antillas, y nadie puede olvidar que Harry Belafonte la puso en la atención mundial cuando cantó sus mejores calypsos y le dio el nombre de “La Isla del Sol”. También se la recuerda por sus frondosos árboles de bugambilias de tantos colores que se desbordan a cada paso, sus árboles del pan, sus cascadas y riachuelos de aguas cristalinas, como el Ocho Ríos, su música contagiosa.

Hay hoteles de todas las categorías en Montego Bay (MoBay, le dicen los lugareños), que es el mayor centro turístico de la isla, pero les aconsejo hospedarse en alguno de los seis alojamientos del “Sandals Royal Jamaican”, de precios moderados y cuyo lema “Pague uno y disfrute de los seis” le permite vivir en uno de dichos hoteles y poder disfrutar de todo lo atractivo de los demás, como albercas, canchas de tenis, bares y restaurantes.

En las playas, públicas o privadas, se disfruta plenamente de la vida isleña: cócteles de mariscos, deliciosas langostas, cocos con ron. Pero tenga cuidado con la plaga de jovenzuelos que llevando al hombro grandes radios con casetes de música reggae, se acercan al turista para ofrecerle bailar dicho ritmo. Y no caigan en la tentación de aceptar cuando esos jovenzuelos les ofrezcan “mushroom”, que no son sino hongos alucinógenos, o “ganja”, como llaman a la marihuana.

En Jamaica la mayoría de la población se dice descendiente de la dinastía del rey Salomón, cuyo último y más famoso líder fue Hailé Selassié. Dicen que son exiliados de Etiopía y que algún día volverán a África, profesan la no-violencia y visten, pintan sus casas y sus botes de pesca con los colores “nasta” del León de Judá: rojo, verde y amarillo. Usan también unos cortes especiales de pelo, con surcos y trencitas, que cualquier peluquero hábil puede hacer a las turistas deseosas de tener una nueva imagen.

La vida en Jamaica es de pura alegría y diversión tanto en sus playas como en sus calles, en sus mercados, en sus muchas discotecas que abren temprano y cierran tarde. La música del reggae es la que más se escucha, ritmo nacido en los años 60 en los ghetos de Kingston y difundido al mundo por Bob Marley, su profeta, hijo de padre inglés y madre jamaicana. Se inmortalizó cuando formó el grupo “The Wailers” y grabó el álbum “Natty Dread” que fue un éxito internacional. Murió en 1981, acostado sobre una piedra y saturándose los pulmones de marihuana. Ahora se le puede admirar en fotos y discos en el “Bob Marley Museo”. Otros grandes de este ritmo son The Abyssians, Half Pint, Triston Palmer, Frankie Paul y Dennis Brown.

Jamaica ha atraído a grandes personajes, y estuvieron allí Errol Flynn, el escritor Rudyard Kipling, la actriz Ginger Rogers, el dramaturgo Noel Coward, quien pidió ser sepultado allí. El último visitante distinguido fue el escritor Ian Fleming, creador de James Bond, quien llegó a la isla y le gustó tanto que construyó allí una casa llamada “Goldneye”, título de uno de sus libros, cerca de la rompiente de Oacabessa, cerca de ocho Ríos. Fleming allí se casó y escribió otras de las aventuras del Agente 007.

Jamaica ofrece otros atractivos, como sus playas blancas e inmaculadas, la costa rocosa, la cima de los Montes Azules y tranquilas aldeas de vida pobre y tranquila. También se ha convertido en la meca de los recién casados, que van a disfrutar allí de su luna de miel, pues la isla es un verdadero paraíso.

Visitas obligadas en Jamaica son Somerset Falls, a 13 kilómetros al oeste de Port Antonio, con cascadas y pequeñas ensenadas ideales para nadar y bucear... También, Port Royal, que en el Siglo XVII era guarida de piratas; y Monego bay.

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