HORA MARCADA
Yo me acuerdo vagamente porque tiene más de veinte años que salía en la tele. “Hora Marcada” era una serie de televisión para los que gustaban de acalambrarse con historias de terror que se desarrollaban en mero chilangotitlan. Nada como la claustrofóbica ciudad para que el chamuco salga de las alcantarillas. En “Hora Marcada” salían fantasmas, asesinos y ogros y aun con bajo presupuesto podía tener sus momentos macizos. Según me cuentan ya está en circulación una reedición en DVD de aquella serie que hoy cobra un matiz especial ya que fue donde Alfonso Cuarón, Emmanuel Lubezki y Guillermo del Toro dieron sus primeros pasos. Lubezki se lució grueso con la fotografía La Princesita o Sleepy Hollow, por mencionar sólo dos. Y aunque detesto “Y tu Mamá También” con “Children of Men” Cuarón nos pone un tapón de boca a todos los criticones. Y de Guillermo del Toro, vaya, que decir. En “Hora Marcada” tuvo la feliz idea de derretir al personaje de Evita Muñoz “Chachita”, víctima de un hechizo Vudú. Jamás estará de más derretir a una leyenda del cine nacional. Actualmente Del Toro tiene en cartelera “Hellboy II” Hoy declaro, urbi et orbi, que para mí, Del Toro es el gran director mexicano de la actualidad. Muchos hablarán de Iñárritu. En lo personal el cine de mister “Amores Perros” me tiene muy sin cuidado. Sí, es tremebundo, visualmente poderoso, con secuencias estrujantes. Pero, como bien dice mi compadre Alvarito, Iñárritu tiene un problema que jamás lo abandonará y es que es “Totalmente Palacio”. Sus ondas gruesas, en su estilización, son esencialmente fresas, como el potrillo cantando rancheras, como Luis Mi covereando boleros. Ahí hay algo que tiene un intenso olor a plástico (nomás hay que afinar el olfato). Por su parte, Del Toro no se luce, es decir, uno puede ver cómo disfruta el diseño de los ambientes, los personajes y argumentos: es la suma de obsesiones lo que deslumbra. Como dijo Alex de la iglesia, el cine es para escapar de la realidad, comiendo palomitas llorando o gritando si es el caso, viendo como el mundo y sus miserias desaparecen temporalmente ante la magia de la pantalla. Todo eso sucede con Guillermo del Toro. En Cronos, el mecanismo vampírico deja fascinado al espectador. Con Blade la acción es trepidante. El Espinazo del Diablo deja un gratísimo sabor de boca, Hellboy uno es divertida en extremo y El Laberinto del Fauno, caramba, lágrimas al final, fantasía y obscuridad, sin duda una de mis películas favoritas. Hellboy II, sin ser lo mejor de Del Toro, sigue siendo un espectáculo excepcional. Invito pues a revisar la filmografía de este director, que, como todo artista verdadero, posee un mundo interno único e intransferible. No es la primera y espero que no sea la última vez que reseño (o mejor dicho, vitoreo) algún trabajo del maestro. Y es que con su sobrepeso, su obsesión por los monstruos y su amor por los efectos especiales, Del Toro es un friki de marca, justo como mis más entrañables amigos (y un servidor, porque no) obsesionados con el cine de Terror, con la literatura, ineptos para las mujeres y por siempre seducidos por el cine de monitos. Salud por el gordo Del Toro. Desde este tribulado Torreón levanto mi copa por la fantasía obscura, por los seres de otra dimensión que al final siguen siendo producto de este plano humano de pesadillas y sueños, entidades que brotan de la tierra de nadie donde habitan dioses, pecadores y hombres perdidos, enamorados de las sombras.
PARPADEO FINAL
La ciudad está en estado de sitio. Todos hablan de lo mismo. Por mi parte, ya no puedo presumir a mis amigos chilangos de la seguridad y la paz de Torreón. Se cuidan si salen de noche. No sé si esto es vida, pero más vale prevenir... va pues, saludos pandeados para todos.
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