Según documentos, el Juez Eclesiástico de la Villa escribe para conocimiento de los Santos Tribunales de la Inquisición de esta Villa en 1755, de lo cual también queda este inmueble.
Sombrerete, Zac.- Hoy sólo queda el vestigio del inmueble donde se asentó, pero mencionar su nombre crea inquietud, temor y provoca la curiosidad de entrar para conocer algo de lo que sucedió durante la Santa Inquisición.
Aunque algunos historiadores no creen que hubo Santa Inquisición, hay documentos inquisitoriales que lo confirman, avalan e incluso relatan las actividades.
Evidencia. El acta fue tomada del Libro para Asiento de las Partidas de Bautismo en la Villa de Llerena Real y Minas de Sombrerete; fue escrito por el bachiller Joseph Antonio Sáenz de Villena, vicario del Curato.
El también Juez Eclesiástico de la Villa escribe “para conocimiento de los Santos Tribunales de la Inquisición de esta Villa en 1755”.
Investigadora. La cronista adjunta de Sombrerete, Margarita Bustos Castañeda, manifiesta que en 1571 se estableció el Tribunal de la Santa Inquisición en la ciudad de México, a cargo del inquisidor Pedro Moya de Contreras, de 54 años, cuando se le denominaba la Nueva España.
El Santo Oficio fue establecido el 2 de noviembre de 1571 a cargo de Francisco Verdugo Bazán, alguacil mayor; el secretario, Pedro de los Ríos; el receptor, Pedro Arriarán; y los testigos Gaspar Salvado y Silvestre Espíndola.
Al mismo tiempo se estableció en los lugares más importantes de México y se instituía como regla que tanto hombres como mujeres de 12 años en adelante debían asistir a misa.
Todo con el objetivo de defender la religión católica y a la cultura española, y los que no la siguieran serían juzgados y condenados ante el Santo Oficio.
Señala Bustos Castañeda que la antigua Villa de Llerena no fue la excepción y se estableció el Tribunal del Santo Oficio en forma obligada en la Calle 4 de El Retiro o de Santo Domingo el 5 de junio de 1572.
Justo frente a la Iglesia de Santo Domingo y el Jardín Zaragoza, donde hoy se ubica el restaurante California II -antes llamado Diligencias-, en la parte trasera se ubica el Arroyo del Diezmo.
En los subterráneos de este edificio, hoy disco La Inquisición, se ubicaba la cámara de castigo y en el nivel superior las instancias del Supremo Tribunal de la Santa Inquisición.
Impostor. Muchos hombres famosos fueron procesados por el Tribunal y entre ellos se cuenta a Martín Garatuza, el célebre bandolero de aquella época cuyo nombre verdadero fue Martín de Villavicencio Salazar.
“Fue un personaje de nuestro México del siglo XVII, nacido en Puebla en 1601. Salió de Guadalajara hacia el Teúl de González Ortega y de ahí se dirigió al Real de Minas de Sombrerete”.
Señala la cronista que llegó al Convento de San Francisco en 1646 y disfrazado de clérigo. Se hacía llamar Marcos de Villavicencio y Solís y fue hospedado por el Padre Guardián.
Los documentos de la época señalan que sorprendió a muchas personas -amén de que confesaba-, les arrancaba sus secretos y también realizaba misas. Las personas le besaban las manos como si fuera representante de Dios.
Juicio. Hasta que el Tribunal de la Santa Inquisición lo apresó con base en las denuncias y fue conducido a las mazmorras del Santo Oficio, de donde escapó.
Pero más tarde fue apresado y condenado a cinco años de prisión, y como castigo físico le impusieron 200 azotes y el destierro. Marchó a cumplir su condena a Europa y murió en el Viejo Continente, cerca de las Islas Canarias.
Delitos en Zacatecas. El investigador francés, Solange Alberro, en su libro Índices Económicos e Inquisición en la Nueva España para los siglos XVI y XVII, señala que en los años 1620 a 1670, se daban en Zacatecas delitos hereticales, desviaciones dogmáticas nimias, hechos violentos corrientes.
Pero lo más delicado contempla: “Deslices religiosos de toda índole” y “manifestaciones benignas de magia y hechicería” provocados por su estado social vulnerable que la adopción de comportamientos regidos por la coyuntura económica de la plata.
Condenas. Algunos condenados de la época por la Santa Inquisición eran encerrados en galeras, recibían azotes, cárcel, les imponían rezos y portaban una vela verde como símbolo del castigo o vestían de por vida el San Benito o hábito religioso de color amarillo con un gorro de papel.
Aunque el decreto fue expedido en 1813, la Santa Inquisición fue abolida el 31 de de mayo de 1820 en México, al ser jurada en nuestro país la Constitución Liberal Española.
Por Brisia Arlette Ramírez.
El Siglo de Durango