La CTM reclama a los patrones que no inviertan en capacitación para su base trabajadora.
El Siglo de Durango
“Los patrones no cumplen con dotar del equipo necesario para garantizar la seguridad del obrero, se están enriqueciendo todos los días y no invierten sus ganancias en tener una mejor formación profesional de su mano de obra”, pronuncia categórico José Ramírez Gamero, líder de la CTM.
Luego de que salieran publicadas las declaraciones de Alfonso Diez Rubio, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), sobre que los sindicatos deben preocuparse por capacitarse, el ex Senador de la República le contesta. “Los que no se han preocupado para nada de capacitar y formar a sus trabajadores para que alcancen la competitividad y la calidad del trabajo que realizan son los propios empresarios”, dice.
Si alguna organización se enorgullece de su labor en pro de formación profesional de los obreros ésa es la Confederación de Trabajadores de México (CTM). “Los empresarios deben sacrificar un poquito su ganancia y destinarla a formar equipos que den formación y adiestramiento a los trabajadores en y fuera de la planta”, remata.
DEMANDA
La obligación de la capacitación es directamente de los patrones y también del Gobierno, según lo plantea Ramírez Gamero, quien insiste que la Central Obrera es la única organización en el estado que realmente se dedica a formar y educar a sus afiliados.
Pero aclara que como sindicato no tienen la capacidad ni el equipo necesario para otorgar esta clase de información. Por eso, remarca que es una obligación de los empleadores.
Ya que mucho se ha hablado sobre los impactos negativos del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) a los consorcios, Ramírez Gamero descarta que esto genere la pérdida de empleos. “Por lo pronto, en la pasada revisión salarial no nos afectó pero sí estamos preocupados y estamos interviniendo ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para evitar que se siga considerando como objeto de pagar impuestos lo que reciben los trabajadores por prestaciones laborales, son un estímulo para que puedan rendir más en su trabajo no una arma más para que el Gobierno tenga más recursos”, plantea.
Es claro al advertir que si despiden a los empleados, los patrones deberán absorber el gasto que eso conlleva.