Las posibilidades de contraer el virus son muy elevadas, ya que no sólo se transmite por los besos, sino también por las secreciones salivales que expulsamos al hablar, toser o estornudar; pero es totalmente curable.
Un beso de amor, una gotitas de saliva o un estornudo a boca abierta pueden ser el vehículo de transmisión de la mononucleosis.
La saliva contiene enzimas que ayudan al organismo a hacer una buena digestión, mantener hidratada la boca y a lubricar los labios, pero también puede ser una fuente de peligros. Especialistas médicos nos advierten que puede ser un medio de transmisión de enfermedades.
Una medida preventiva ideal es no tener contacto con objetos que haya utilizado una persona infectada por la mononucleasis infecciosa, una enfermedad provocada por el virus de Epstein Barr, el cual se transmite principalmente por la saliva, de ahí que tome el sobrenombre de la "enfermedad del beso".
Ataca principalmente los linfocitos, un componente de la sangre que a su vez puede afectar diversos órganos del cuerpo, según explica Antonio Trejo López, especialista en Medicina Interna y Terapia Intensiva del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Algunos síntomas de este mal se confunden con una gripa, por lo cual hay que acudir al médico para descartar problemas.
El especialista nos cuenta que para detectarla se realizan estudios de laboratorio como la biometría hemática, para observar altas y bajas en linfocitos, granulositos y plaquetas.
Se practica también una prueba de inmunoglobulina, para conocer el perfil inmunológico del paciente, con la finalidad de que la enfermedad no afecte otros órganos como cerebro, corazón, el bazo y el hígado, además de evitar la anemia y la inflamación de nervios.
Al afectar estos órganos, el cuadro clínico puede complicarse y el paciente estaría en riesgo de perder la vida.
Los síntomas de la mononucleosis a menudo se confunden con los de una gripe: fiebre, náuseas, sudoración, dolor de cabeza, dificultad para tragar e inflamación de los ganglios.
Más que un beso
El doctor Trejo López dice que se trata de una patología sumamente contagiosa, pero su incidencia en México es baja, "pues no todas las personas infectadas llegan a desarrollar la enfermedad, esto debido a diversas causas, como la alimentación y la fortaleza del sistema inmunológico".
En el IMSS el paciente recibe un tratamiento a base de analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos, los cuales se utilizan de acuerdo con las complicaciones de la enfermedad, pero no se presentan, sólo se prescribe reposo y se vigila dieta e ingesta de líquidos.
Las posibilidades de contraer el virus -descubierto en 1964 por Michael Anthony Epstein e Ivonne Barr- son muy elevadas, ya que no sólo se transmite por los besos, sino también por las secreciones salivales que expulsamos al hablar, toser o estornudar; pero es totalmente curable.
El especialista explica que en México, cinco de cada cien personas, de entre 15 y 30 años, pueden tener el virus Epstein Barr. Pero, no todos llegan a desarrollar este padecimiento.
Una visita al médico ayuda a frenar un ataque de esta enfermedad.
