Varias horas pueden pasar para que los ciudadanos víctimas de un delito sean debidamente atendidos en la Procuraduría de Justicia.
Además de sufrir el robo al plantel en donde trabaja, ‘Jesús’, al igual que muchos ciudadanos, tuvo que
enfrentarse al burocratismo que reina en las oficinas de la Procuraduría de Justicia.
El remedio resultó peor que la enfermedad. Y es que para “Jesús”, al igual que muchos ciudadanos, presentar una denuncia por robo ante el Ministerio Público resultó todo un calvario, y aún no se tiene pistas de los responsables.
Su “dolor de cabeza” comenzó cuando unos ladrones se metieron al plantel en donde labora, cuyo nombre se omite al igual que el verdadero de Jesús, a petición de éste, ante el temor de “represalias” por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila (PGJEC).
De acuerdo con el entrevistado, fue un lunes por la noche cuando ocurrió el atraco. Pero no fue sino hasta el día siguiente cuando se le informó de lo sucedido.
Ese mismo día en punto de las 11 de la mañana acudió a las instalaciones de la PGJEC Laguna I en Torreón para interponer la denuncia correspondiente.
Su ir y venir inició en la ventanilla de información, lugar de donde son canalizadas todas las denuncias a la instancia o agencia correspondiente. “Ahí fue donde me pidieron mis documentos como autoridad del plantel, los cuales no traía, pues desconocía el procedimiento”, comentó.
Dos horas y media más tarde el responsable de la ventanilla le informó a qué agencia investigadora debía acudir, en donde esperaría su turno para narrar los hechos.
“No fue sino hasta las 3:30 de la tarde cuando me tomaron mi denuncia, narré todo lo que había pasado...”, relata Jesús. “Después, la persona que me tomó mi denuncia me comentó que tendría que regresar hasta el jueves por la copia que había solicitado, pero que de preferencia lo hiciera después de las 3 de la tarde”.
Los días pasaron y el plantel de nueva cuenta fue robado. “Por lo que se tuvo que ampliar la denuncia, así como los días en los que debería de estar en la Procuraduría”, comenta. El día indicado llegó. Era jueves, “me mandaron llamar para que ratificara mi primer denuncia y para firmar unos cuantos papeles... lo hice, pero para poder salir esta vez, pasaron unas cuantas horas”, dice.
Pero para informar sobre lo sucedido a sus supervisores era necesario contar con otras copias de la denuncia y su ampliación, “para lo cual me pidieron que llenara una solicitud, la cual debe ser autorizada, para después presentarla ante la mesa correspondiente, pero no sin antes pasar por lo menos por cinco escritorios, en donde darían el visto bueno al documento”.
La desesperación se hizo presente en el denunciante, “pues es mucha la burocracia la que uno debe de pasar, peor aún cuando no se tienen resultados”. No fue sino hasta una semana después cuando Jesús se pudo presentar a ratificar y ampliar su denuncia por robo y, por fin, liberarse de todos los trámites.
“Por toda esa tramitología, la gente se desanima a presentar una denuncia, se ve que hay disposición para recabar la información, pero todo es muy lento”, concluyó el denunciante.
Por su parte, Alfredo Hoyos Bañuelos, subdelegado de la PGJEC Laguna I, dijo que “todos los ofendidos reciben una atención especializada, desde el que le robaron una maleta, hasta el que le robaron en su casa o su auto. Sin embargo, hay asuntos que merecen una mayor ocupación de revisión de su denuncia, para saber si cumple los requisitos iniciales que se deben cubrir”.
