Catalina y Francisco son padres de trillizos y de una niña, Chyntia, de siete años de edad. Este Día de la Familia necesitan del apoyo de la sociedad para mantener su hogar unido.
Si cuidar a un bebé es difícil, hacerlo con dos, tres o cuatro se antoja una labor imposible. Catalina, Mary Carmen y Teresa comparten experiencias similares: la de la sorpresa de enfrentar un parto múltiple y la de su gran amor por su numerosa familia.
Cuando Catalina supo que iba a ser madre de trillizos no lo podía creer. Su asombro fue tanto que le dejó de hablar ocho días a su esposo. Para Mary Carmen la sorpresa fue mayor porque su doctor le dijo que esperaba cuatro bebés, mientras que Teresa ya decidió no volver a embarazarse después de que nacieron sus gemelos, y su ginecólogo le advirtió que la historia se puede repetir.
Y es que cuidar a un bebé es un trabajo difícil, pero hacerlo con dos, tres o cuatro al mismo tiempo, puede resultar toda una odisea. Catalina, Mary Carmen y Teresa, son madres por partida múltiple y en ninguno de estos casos hubo procesos de reproducción asistida, por eso se quedaron sin habla cuando les dijeron que tendrían varios hijos en un mismo parto.
Sin embargo, a pesar de los desvelos y del trabajo que implica bañarlos, darles de comer, cuidarlos cuando enferman -incluso jugar con ellos puede resultar cansado- se sienten orgullosas de sus bebés y aseguran que por nada del mundo cambiarían su vida.
Este dos de marzo es el Día de la Familia, y en los hogares de Catalina, Mary Carmen y Teresa, hay mucho qué celebrar, pues aunque saben que son tiempos difíciles para inculcarles a sus hijos valores como el amor, el respeto y la solidaridad, están dispuestas a hacer hasta lo imposible por mantener su hogar unido.
EL AMOR NUNCA FALTA
Catalina y Francisco viven en una casa prestada. Un cuarto con dos camas - una sirve de cuna para los trillizos- y una cocina, es todo lo que hay. Ella no puede trabajar para cuidar a los bebés y él gana 460 pesos a la semana, pero el dinero apenas le alcanza para comprar la leche de los niños.
Por eso Francisco también se dedica a lavar carros para ganar más dinero, pues sabe que sus hijos no sólo necesitan leche sino pañales y ropa, entre muchas otras cosas, y le preocupa que su sueldo no alcance para mantener a su familia.
A Catalina le gustaría que sus trillizos tuvieran una cuna y unas carreolas para sacarlos a pasear, “si las compramos los dejamos sin comer”. Cuando sale de la casa con los bebés es toda una odisea porque usa el camión, y aunque a la gente le causa ternura verla con sus pequeños, nadie la ayuda.
Catalina Esquivel tenía 31 años cuando tuvo a sus trillizos: Jesús Eduardo, Ángel Alejandro y Luis Fernando, quienes apenas tienen seis meses de edad y el 14 agosto de 2008 cumplirán su primer año de vida.
“Gracias a Dios, mi esposo no reniega de los gastos que tenemos con los bebés, a lo mejor si lo hiciera el dinero no nos rendiría, pero apenas le digo que me faltan pañales y se sale a lavar carros para traerlos pronto”, comenta.
Catalina y Francisco ya eran padres de Cynthia Abigail, quien tiene siete años de edad y ayuda a su madre en todo lo que puede. Así que con cuatro hijos qué mantener, en este hogar no hay lugar para el despilfarro y cada peso se gasta con todo cuidado.
Mientras que para Catalina fue una sorpresa saber que iba a ser madre de tres bebés en un mismo parto, a Francisco Hernández la noticia no le pareció una novedad porque él mismo tiene una historia similar.
Y es que Francisco también es trillizo, sólo que sus padres eran muy pobres y no pudieron mantenerlos unidos. Hace unos meses se enteró que sus dos hermanos ya murieron. Dice que aún le duele no haber tenido la oportunidad de crecer con ellos y que fallecieran sin conocerlos.
Por eso está dispuesto a trabajar lo que sea necesario para mantener a su familia unida. No quiere que sus trillizos sufran su misma historia y terminen separados, “siento que con ellos Dios me recompensó por lo que me quitó. Los amo mucho, y también amo a mi esposa e hija. Lo más importante para mí es mi familia y no me pesa todo lo que tengo que trabajar para mantenerlos”.
Y para que la historia de Francisco no se repita, la gente puede ayudarlo a mantener su familia unida. Ellos viven en la avenida Matamoros 1706 altos en el Centro de Torreón. Las personas pueden apoyarlos con muebles, carreolas, ropa y comida para bebé, pueden acudir a esa dirección o llamar a Catalina al número 044-8712-50-54-54.
LO PRIMERO ES LA FAMILIA
A los cuatro meses de embarazo, Mary Carmen recibió la noticia de que sería madre de cuatro bebés; al principio creyó que nada más eran dos porque los otros estaban “escondidos”, así que para ella fue todo un proceso asimilar la noticia.
Los días más difíciles ya pasaron, y ahora, a sus 24 años de edad, Mary Carmen Alatorre se siente orgullosa de sus cuatro bebés: Mariana, Ximena, Natalia y Héctor, quienes apenas se llevan un minuto de diferencia y el 16 de mayo cumplen dos años.
“Fue un embarazo muy difícil y desde que nacieron ha sido puro trabajo. Es pesado pero no lo cambiaría por nada aunque mi ritmo de vida sea al 100 por ciento todo el día. A veces siento que aún no me cae el veinte porque todo se ha vuelto muy rutinario, pero me siento muy contenta. Trato de que se quieran mucho y trato de disfrutarlos al máximo porque ya no pienso tener más”.
Héctor Becerra, esposo de Mary Carmen, dice que prefiere no hacer cuentas de los gastos de la leche, los pañales, y la guardería, para no mortificarse. “Yo quisiera un hermanito para el niño pero no nos queremos arriesgar a que pase lo mismo, mejor nos quedamos con las ganas”.
A sus 35 años, Héctor asegura que ser padre de cuatro bebés es una experiencia incomparable: “a veces las parejas la piensan hasta para tener un hijo porque es una responsabilidad muy grande, pero gracias a Dios las cosas se nos han dado muy bien. Los niños están muy bien de salud, y no quiero ni pensar que alguno hubiera nacido enfermo porque ni con todo el dinero del mundo podríamos cambiar las cosas”.
Desde que nacieron los bebés, Héctor trabaja más y aunque el dinero hasta ahora no ha sido un problema, le preocupa el futuro de sus hijos y ya hace planes para que nada les falte cuando crezcan, “he sabido de familias con partos múltiples que no están en una situación económica estable para sacarlos adelante, y que sufren mucho por eso. Gracias a Dios hasta ahora le he podido dar todo a mi familia, que es lo mejor que tengo”.
Para este Día de la Familia, Héctor considera que aún es posible formar un hogar, “son bien importantes las bases que cada persona tenga en cuanto a la unión familiar. Con nosotros a veces la situación se pone difícil porque tenemos que tener mucha tolerancia y paciencia, pero hasta ahora lo hemos superado y nos hemos adaptado al ritmo de vida de nuestros bebés”.
SUS HIJOS, LA MAYOR FELICIDAD
Damián y Nicolás son la mayor felicidad de Teresa Morales y David Luna. Este tres de marzo cumplirán tres años de edad. Los gemelos venían en la misma bolsa pero no son idénticos, incluso uno es moreno claro y el otro blanco.
Teresa Morales comenta que le dio un ataque de risa cuando vio el ultrasonido y su doctor le dijo que eran gemelos. “No supe si era de nervios, miedo o qué. Mi esposo David estaba súper feliz, y ahora tenemos dos de diferente color y sabor. Uno se parece a mi familia y el otro a la de mi esposo”.
A sus 33 años, Teresa Morales ya no piensa en volver a embarazarse, pues teme otro embarazo múltiple. “Mi esposo me ayuda mucho porque para él lo primero es la familia, pero aun así ya no puedo trabajar porque es mucho trabajo cuidar a dos al mismo tiempo”.
David trabaja de ocho de la mañana a las dos de la tarde, así que ayuda en el cuidado de los niños. “Al principio no dormíamos nada porque si uno lloraba despertaba al otro, y era un cuento de nunca acabar; además de que si se enferma uno se enferma el otro”, dice Teresa.
A pesar de que Damián y Nicolás son unos “remolinos”, Teresa dice que no puede sentirse más feliz cuando los ve. Antes de que nacieran, trabajaba como maestra pero tuvo que dejar de dar clases en el preescolar para poder atender a sus hijos.
“Siempre hay que poner en una balanza lo que quieres y lo que tienes para poder aprovechar al máximo a tu esposo e hijos, para que después no haya arrepentimientos, pues luego pasa que por tener más dinero o éxito profesional, se dejan pasar muchos momentos y la verdad no vale la pena porque el amor de una familia es lo más valioso”, asegura Teresa.