Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

Cuando la piel es un lienzo

Cuando la piel es un lienzo

Cuando la piel es un lienzo

Yohan Uribe Jiménez El Siglo de Torreón

Tan antiguo como la civilización, el tatuaje sigue estando presente en la sociedad de diferentes maneras. Si antes las motivaciones de las personas para pigmentarse la piel eran religiosas, hoy la moda o la búsqueda de la identidad son más importantes. Pero rayarse el cuerpo puede acarrear algunos problemas, como el contagio de infecciones o ser víctima de discriminación laboral.

En el brazo, la cadera, el pecho, la espalda o inclusive el dedo de un pie, cualquier lugar del cuerpo donde la piel aparezca como un lienzo en blanco, es factible realizarse una marca o dibujo, llamado tatuaje. Desde figuras tribales, seres mitológicos, nombres propios o figuras que se desprenden de la imaginación del tatuador, se pueden portar en el cuerpo como una marca de distinción, que perdurará hasta el día de la muerte, o el día que la ciencia encuentre alguna técnica económica que borre la tinta de la piel.

Esta práctica se origina con las primeras civilizaciones. Estudios de antropología aseguran que las marcas en la piel vienen desde los primeros pobladores del mundo. La espiritualidad y la religión marcaron las

primeras creaciones. Los egipcios empezaron a tatuarse como una forma de agradar a sus dioses.

Otro ejemplo es el de los integrantes de las tribus maoríes de Nueva Zelanda, cuyos cuerpos son una completa galería ambulante del tatuaje. Inclusive existen comunidades que acompañaban las tintas en la piel con cortadas para darle textura a la figura realizada, un efecto de alto relieve. Sin embargo, hay quienes siguiendo una moda se hacen un tatuaje, del cual posiblemente más tarde se van a arrepentir. Francisco a sus 25 años, asegura que si hubiese sabido las consecuencias de su marca, nunca se hubiese rayado la piel. Fue en el “oscuro febrero del 2000”, como él lo llama, que alentado por unas copas y las porras de sus amigos se hizo un dragón, de más de 32 centímetros de largo, que le cubre toda la parte posterior del brazo, razón por la cual, asegura, ha perdido muchas oportunidades laborales.

En la Comarca Lagunera existen varios estudios donde se realizan tatuajes y perforaciones, los cuales tienen que cumplir, además de las obligaciones fiscales y de razón social, con una serie de normas de sanidad y con la supervisión de un médico titulado cuya cédula profesional debe estar visible en cualquier estudio, ya que los objetos punzo-cortantes como los utilizados para las perforaciones, o las agujas

que penetran la piel para depositar la tinta, pueden ser transmisores de infecciones o enfermedades si

no se manipulan adecuadamente.

Isaac Braham, artista del tatuaje y propietario de “Indeleble Tatoo”, uno de los más reconocidos estudios

de tatuajes de La Laguna, dice que el público que acude a su estudio es muy variado.

Personas desde los 18 hasta los 58 años (no atienden a menores de edad), acuden a su negocio a fin

de adornarse la piel con algún diseño, los más comunes son los tribales, animales mitológicos o algún motivo especial que contenga un significado para quien ha decidido hacer de su piel un espacio para el arte.

Al estudio de Isaac ha llegado todo tipo de personas, jóvenes, adultos, enamorados, madres que se han dibujado en la espalda una foto de su hijo, alguna pareja que se escribe sus nombres, o un artista al que le han rayado su propia obra en el cuerpo. Uno de los casos más curiosos es el de un hombre que se tatuó una mosca en sus genitales, un joven de origen canadiense que vive en Torreón.

Isaac lleva más de 6 años tatuando y desde hace 5 tiene su estudio, en el que realiza tatuajes sencillos como un lunar, que hace en 10 minutos y cuesta 300 pesos; un paisaje para toda la espalda, que lleva unas 28 ó 30 horas de trabajo, se realiza en varias secciones y puede llegar a costar 7 mil pesos; una perforación “arete, piercing, o expansión”, o el delineado de las cejas.

Por lo regular, en temporada alta, atiende al día 3 ó 4 clientes para tatuaje y unos 5 ó 7 para perforaciones. En temporada baja se reduce el trabajo hasta en un 60 por ciento.

DISCRIMINADOS

La sociedad tiene varios estigmas sobre los tatuajes, por lo general relacionados con pandillas o sectores delictivos de la sociedad, incluso es algo que ven propio de personas que estuvieron en una cárcel. Pero este tipo de visiones acerca de cómo los tatuajes son portados, también dejan por fuera el nivel artístico que pueden llegar a tener algunos dibujos que, puestos en la piel, muchos los consideran “obras de arte”, razón por la cual es frecuente ver exposiciones, convenciones o galerías dedicadas a esta disciplina.

A pesar de lo estipulado en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y en las leyes federales y de la labor de organismos federales como el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y, para el caso de Coahuila, campañas como la de “Yo no discrimino”, el rechazo hacia las personas con tatuajes persiste. En los avisos clasificados donde se oferta algún empleo es frecuente encontrar avisos como éste: “se requiere conductor, menor de 30 años, casado y sin tatuajes”. Parece que pigmentarse la piel sigue siendo una práctica mal entendida.

A este tipo de marcas en la piel se le suele relacionar con una práctica delictiva y no como una actividad artística ancestral que hoy día se mantiene vigente. Mario fue víctima de esta situación. Hoy tiene un negocio de comida rápida, que lo hace independiente, pero hace tres años tuvo que demandar a una empresa lagunera porque según él ya había aprobado todos los exámenes necesarios para el empleo que solicitó, y al momento del examen médico, el doctor reportó que tenía un tatuaje, por esta razón no lo contrataron. “Eso se llama discriminación”, comenta Mario ya relajado.

“En Indeleble... siempre le decimos a las personas que se vienen a tatuar que lo piensen, pero casi todos vienen decididos. Para mí la ignorancia de algunas personas promueve la discriminación, no saben diferenciar un tatuaje artístico. En Estados Unidos, por ejemplo, es común ver que el médico que te consulta tiene todo el brazo rayado, o la mujer que trabaja en una tienda lleva un tatuaje en el cuello. Para llegar a ese punto nos falta mucho, pero hace falta aplicar la Ley, para que no discriminen por un tatuaje”, dice Isaac. Dentro de las consideraciones que una persona puede tener al momento de realizarse un tatuaje, existen algunas que no deben obviarse: el diseño, el lugar donde será expuesto, el tamaño y sobre todo las posibles consecuencias que el tatuaje puede acarrear, ya que borrar un tatuaje es posible, pero a muy alto costo. Por eso, en el momento de realizar una marca en la piel es necesario hacer una evaluación antes de tomar la decisión.

PARA BORRARLOS

Según algunas encuestas, el 60 por ciento de las personas que se han pigmentado la piel, quisieran borrarse su diseño 3 años después. Hoy en día es posible, los medicina estética y el resurgimiento del láser han conseguido que todos puedan eliminarse. Los más difíciles de quitar son los de colores amarillos, rojos y verdes claros, ya que los láseres disponibles son poco captados por esas tonalidades.

El láser es más eficaz en los tonos oscuros.

La sesión de tratamiento dura unos pocos minutos. Aunque los impactos del láser son molestos, la escasa duración no lo convierte en un tratamiento desagradable. Se realiza con anestesia local en sesiones mensuales, eliminar un tatuaje normal puede llegar a costar hasta 8 mil pesos, o 4 mil unas letras si son pequeñas. Ahora que parece no ser “para toda la vida” este arte en la piel, quizá desde algunos sectores

de la sociedad empiece a mirarse con otros ojos.

Sus obras transitan por las calles de la ciudad; algunas visibles mientras otras permanecen ocultas debajo de las prendas de los hombres y mujeres que han acudido a él para “rayarse”. “El Killer” como le llaman, hasta el momento no ha experimentado la sensación que despierta el utilizar su piel como un lienzo.

Su nombre es César, tiene 29 años, de los cuales diez los ha dedicado a estampar sus obras en la piel de quien desea recordar algo a alguien para siempre.

“Muchas personas tienen la creencia de que con eso se nace y otras que se aprende, yo desde que tengo uso de razón dibujo”, dice emocionado al interior de su local ubicado sobre la avenida Matamoros en el corazón del Marcado Alianza.

Para “El Killer”, las personas que deciden tatuarse “es porque les gusta hacerlo, es algo muy personal”. Aunque su piel luce como un lienzo nuevo, comenta que en ocasiones el deseo de dibujar para siempre una de sus obras aparece, asegura que así como llega se va. “No es tanto el deseo”.

La sensación que despierta la aguja salir una y otra vez dejando a su paso una línea de tinta hasta formar figuras de animales comunes hasta seres míticos, la desconoce, pero la ha experimentado a través de los comentarios que sus clientes le expresan.

“Lo sé por lo que se me dicen las personas, cada uno siente diferente, algunos me dicen que arden, otros dicen que como si se quemara la piel, mientras otros más me dicen que sienten cosquillas, y algunos de plano dicen que no sienten nada”, cuenta César mientras se dirige a su cuarto de trabajo.

Pintado de color morado y decorado con fotografías retocadas a su gusto de mujeres comunes transformadas en mujeres góticas, es como se encuentra el lugar, en donde “El Killer” da rienda suelta a su imaginación y sus manos comienzan a desarrollar grandes obras de arte.

Cualquier zona del cuerpo, desde la más común como lo son los brazos o la espalda, hasta lo más extraño, como lo serían las partes más íntimas de cada persona, son utilizadas por el artista, a petición de sus clientes, como lienzos dispuestos a soportar un par de horas de dolor a cambio de contar con una de sus obras. “El Killer”, sentado en un viejo sillón, cuenta que su primer tatuaje, le fue realizado a un viejo

amigo, quien pese a saber de su inexperiencia, se aventuró a ser “su conejillo de indias”.

“Recuerdo que estaba algo nervioso, él sabía que yo no sabía, pero insistió a que me enseñara con él, la verdad no me gustó como quedó, porque la verdad él me decía como lo hiciera aunque él no se dedicara a tatuar”, cuenta César “El Killer”.

Ahora dice, “uno se vuelve exigente y quiere cada vez más, siempre uno está tratando de innovar y hacerlo cada vez mejor”, comenta sonriente mientras arregla su pelo largo y ondulado.

Más que un negocio, “El Killer” asegura que esta profesión ya se ha convertido en su estilo de vida. “Si algo le gusta a alguien y le deja poco, no importa”, dice tranquilamente. Sin embargo, cuenta que esta nueva forma de vida, ha sido buena.

Sobre los costos, entre risas el tatuador dice “esa es una información confidencial... no, no es verdad, todo depende del tamaño del dibujo, pues puede variar desde los 100 hasta los 500 pesos”, explica el joven vestido de color negro. Cuenta que recientemente, pasó trabajando sobre un diseño en la espalda de un amigo, por más de ocho horas, trabajo que regularmente debe de realizarse por sesiones, comenta. “Llegó y me dijo que le hiciera el paro, acepté pero antes le cuestioné si era capaz de resistir

el dolor y pues respondió que sí”, cuenta aún sorprendido.

Deseoso de continuar su arte recorriendo la ciudad, “El Killer” estará esperando en el interior de su establecimiento llamado “Kaos”, ubicado sobre la Matamoros entre Múzquiz y Ramos Arizpe, a quienes deseen aventurarse a sufrir unos minutos a cambio de unas de sus obras de arte

en la piel. (Por Guadalupe Miranda)

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Cuando la piel es un lienzo

Clasificados

ID: 322530

elsiglo.mx