La parroquia de San José, en el centro de Cuatrociénegas luce ahora muy iluminada gracias a los expertos de la empresa francesa Citilum -la misma que alumbró el Museo de Louvre en París- y actualmente es uno de los sitios turísticos del lugar. (El Universal)
En el centro del pueblo, frente a la plaza principal, está la parroquia de San José, de estilo neoclásico y puertas ojivales que fue construida hace 200 años.
En el Centro del pueblo, frente a la plaza principal, está la parroquia de San José, de estilo neoclásico y puertas ojivales que fue construida hace 200 años con grandes piedras de las estructuras calcáreas de estromatolitos, que son las cianobacterias que, según sostienen algunos científicos, generaron el oxígeno y, por ende, la biodiversidad en el planeta Tierra.
El presidente municipal, Gabriel Villarreal Jordán, y el sacerdote César Córdova Castillo, aseguran que materiales con microbacterias petrificadas son los que se utilizaron para edificar el templo católico, máximo orgullo de los cieneguenses, el cual ahora luce iluminado por las noches.
Expertos de la empresa francesa Citilum, la misma que alumbró el Museo de Louvre en París, se encargaron de instalar el sistema de iluminación artística en la Iglesia y también en la estatua de Venustiano Carranza Garza, que está a la entrada de esta famosa población, catalogada además como una de las 13 maravillas de México.
Al interior del templo, en el altar, hay un crucifijo y la imagen de San José, el santo patrono. Y a un lado el sagrario, en las paredes desnudas, se aprecia a simple vista algunas cavidades donde, se cree, habitaron los estromatolitos, cuyos descendientes siguen vivos en algunos de los aproximadamente 500 cuerpos de agua de ese lugar.
En las paredes laterales de la iglesia hay esculturas del Sagrado Corazón, La Inmaculada Concepción y la Virgen del Carmen, así como pinturas de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, entre otras, donde los fieles dejan “milagritos”.
LAS REMODELACIONES
El padre Córdova Castillo refiere que a la parroquia se le han hecho varias remodelaciones. Antes estaba enjarrada, pero se le quitó el enjarre para descubrir las piedras originales y su belleza, que es admirada por lugareños y turistas.
“Recibimos muchos visitantes en este lugar que es muy atractivo y está en proceso de expansión, pero hace como cuatro años fueron demasiados, miles los que vinieron y quienes provocaron mucho desorden, dejaron basura por todos lados y por eso se cerraron (temporalmente) Las Playitas, uno de los balnearios más concurridos”, relata.
Agradece luego el apoyo de las autoridades estatales, porque amplían la carretera Monclova-Cuatrociénegas, que es de sólo dos carriles, y porque realizan inversiones en otros rubros para mejorar y embellecer la ciudad, que es conocida a nivel mundial porque en las pozas (manantiales) se guarda el secreto del origen de la vida.
Empero, señala que hace falta empleo, porque sólo hay una maquiladora de arneses con una plantilla de 200 trabajadores aproximadamente. La paga es poca, 500 pesos a la semana, 600 o 700 pesos con horas extra, explica.
“Tenemos problemas de alcoholismo, drogadicción y vandalismo. Hay sitios oscuros donde se vende droga a los jóvenes y en la oficina parroquial ya se han robado dos veces las limosnas, pese a que la Presidencia Municipal está a un costado”, comentó el sacerdote.
Confió en que haya más vigilancia por parte de la Policía y afirmó que sí hay apoyo del Gobierno Estatal a Cuatrociénegas.
“No nos podemos quejar, sí hay inversión y tenemos confianza en que las cosas mejoren para seguir progresando”, remarcó el religioso.
LAS POZAS, ATRACTIVO DE CIENTÍFICOS
Ir a misa, dar la vuelta en la plaza y sentarse en una banca a comer un elote, frituras, disfrutar del aire y ver quién pasa, son algunas de las distracciones de los lugareños, mientras esperan a que llegue la temporada de calor para ir a nadar a los balnearios, ahí donde están las comunidades de bacterias que estudian los investigadores.
“Hace como 20 años, cuando yo llegué aquí, venía de Chihuahua y estaba muy feo, las calles eran de pura tierra, cuando uno caminaba se levantaba el polvo y te ensuciaba los zapatos y la ropa, había pocas casas”, narra la señora Elvia Rodríguez.
Señala que ahora todo es diferente: hay hoteles, tiendas, las calles están pavimentadas, hay viñedos, existen las pozas donde se meten a bañar y se la pasan muy a gusto.
“A mí me encanta, a mis hijos y mi esposo también, está muy bonito, uno no se quiere ir de aquí”, dijo la entrevistada.