“No voy a insultar tu inteligencia al sugerir que realmente crees en lo que dijiste”.
William F. Buckley, Jr.
Con Ruth Zavaleta, la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, tengo muchas discrepancias. Éstas no sólo son inevitables sino saludables.
Zavaleta representa, después de todo, una tradición política e intelectual de izquierda que, por lo menos en el campo de la economía, suele estar reñida con mi liberalismo. Nuestras congruencias son mucho mayores, sin embargo, en la política y en cuestiones sociales y morales.
Estoy convencido, de cualquier manera, de que cualquier diferencia que podamos tener se puede discutir de manera limpia y respetuosa. Ciertamente no tengo por qué insultarla por el pecado de tener ideas diferentes a las mías. Y lo que he visto en ella ha sido siempre un respeto absoluto a quienes piensan de forma distinta a ella.
Sin embargo, algunos de los radicales dentro del PRD, partido al que pertenece la propia Zavaleta, tienen una actitud diferente. Para ellos quien no coincide con sus dogmas, especialmente si se trata de un miembro de su propio partido, se convierte en automático en objeto de burlas, insultos y descalificaciones. Lo peor de todo es que estas descalificaciones se basan en el caso de la diputada Zavaleta en una actitud machista que debería avergonzar en lugar de enorgullecer a políticos que afirman representar una posición “progresista”.
Ya Gerardo Fernández Noroña, secretario de comunicación social del PRD, acusó el año pasado a Zavaleta de “aflojar el cuerpo” por un supuesto acercamiento con el Gobierno de Felipe Calderón que no era otra cosa que objetar al hecho de que cumplía con sus responsabilidades como cabeza del Poder Legislativo de la Unión. Ahora la ha atacado el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien al opinar sobre la reunión que este lunes pasado sostuvieron el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y la presidenta Zavaleta dijo que Mouriño anda “afanosito, agarrándole la pierna al que se deja, políticamente hablando”.
No estoy muy seguro de saber qué quiere decir, “políticamente hablando”, que alguien le agarre la pierna a quien se deja. Parece, sin embargo, una expresión tan machista como la que Fernández Noroña le dirigió el año pasado a la diputada Zavaleta. Estoy seguro de que si ella hubiera sido hombre, a nadie se le hubiera ocurrido lanzarle ese tipo de insultos. Se trata simplemente de una descalificación sexista.
Ayer hablé por vía telefónica con la diputada Zavaleta quien lamentó la actitud de López Obrador: “Siempre he pensado que tiene posibilidades de ser un estadista –dijo—. Sin embargo, me parece que algunos comentarios suyos pueden reducirlo a un buscapleitos de taberna”.
López Obrador y Fernández Noroña, como Félix Salgado Macedonio con anterioridad, están convencidos de que la manera de conducir una discusión política es insultar a quienes piensan de forma distinta a ellos. No se conforman, por ejemplo, con cuestionar las ideas del presidente Felipe Calderón, sino que se apresuran siempre a añadir el calificativo “pelele” a su apellido, aun cuando no se entiende de quién es un pelele Calderón (un pelele es, después de todo, un títere de alguien más) o, si realmente lo es, cómo se las ha arreglado para ganarles las partidas políticas a quienes así lo llaman. En la campaña presidencial de 2006, por otra parte, Vicente Fox no era un presidente que intervenía indebidamente en una elección sino una “chachalaca” a la que había que callar.
Claro que este tipo de descalificaciones no ha sido un monopolio de la izquierda radical. También Fox en la campaña de 200º descalificaba a sus rivales. ¿O se nos ha olvidado acaso que los calificaba como “tepocatas” y que a uno lo llamó “La Vestida”?
Algunos políticos piensan que estas descalificaciones pueden ayudarlos a ganar batallas políticas. Fox, después de todo, ganó la Presidencia de la República. Salgado Macedonio es actualmente presidente municipal de Acapulco y antes fue diputado y senador. Pero no siempre han resultado así las cosas. Las encuestas de opinión de 2006 claramente señalan que López Obrador le hizo daño a su propia campaña al llamar “chachalaca” al presidente Fox. De hecho, de estas descalificaciones surgió la derrota en la elección del 2 de julio.
Ruth Zavaleta ha sido una magnífica presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Ha entendido que desde su cargo debe representar a los diputados de todos los partidos y no solamente a los de su bancada. Ha adquirido cada vez más la estatura de una estadista en el momento mismo en que algunos de sus correligionarios se han rebajado a sí mismos al insultarla.
Uno puede estar o favor en contra de las posiciones que ella defiende. Pero eso no es lo importante, sino que ha sabido dialogar y llegar a acuerdos. Éstos son los políticos que necesitamos en nuestro país, independientemente de cuál sea su partido o su ideología. Por eso es especialmente injusto que se le insulte por ser mujer.
MULTAS
En septiembre de 2007 la Procuraduría Federal del Consumidor multó con 976 mil pesos a Telcel por haber dejado sin servicio a sus usuarios del Valle de México durante ocho horas en febrero. ¿De cuánto será la multa que se le aplicará a Luz y Fuerza del Centro por haber dejado sin electricidad a buena parte de la Ciudad de México el jueves 24 de enero? ¿O acaso la Profeco no puede multar a las empresas públicas?