En uno de sus cuentos cortos, Vitto Alessio, nos dice que: “Toda la historia de la vida de un hombre, está en su actitud”.
La máxima que ese cuento encierra, se evidencia en la forma como están actuando ciertos partidos políticos ante el asunto de las reformas legales en materia energética.
El presidente Felipe Calderón, presentó una propuesta y lo que el Congreso debería hacer es discutirla e incluso abrir foros de consulta para conocer la opinión de expertos, pero no rechazarla de primera intención.
Mucho menos asumir una actitud, como la que asumieron el jueves los diputados y senadores del llamado Frente Amplio. El boicotear la sesión de las cámaras a nada conduce y sí, en cambio, demuestran la intransigencia que los caracteriza.
Parece claro, que lo que les importa es rechazar cualquier propuesta del Ejecutivo. No les preocupa el futuro de los energéticos de la nación. Y evidentemente así no se puede legislar, ni hacer avanzar al país.
Ciertamente, puede ser cuestionable el proyecto, aunque de eso no cualquiera sabe, como para opinar.
Pero, debe privilegiarse el diálogo, por sobre la confrontación y la cerrazón.
Lo que resulta claro es que Pemex no puede seguir como está. Que puede haber otras alternativas viables, además de la propuesta por el presidente.
Hay entonces que analizarlas todas, enriquecerlas y tratar de llegar a consensos antes que reventar cualquier proyecto de modificación legislativa.
Voces autorizadas, como la del doctor Rogelio Montemayor, sostienen que hay otras vías que hay que explorar, antes que abrir la puerta a la inversión extranjera en ciertas áreas del petróleo.
Hay también quienes afirman, y sus razones tendrán, que en el proyecto se facilita la posibilidad de que ciertos grupos hagan negocio con Pemex.
Si así fuera, hay que quitar esas facilidades y poner candados para que nadie haga negocios con el petróleo de los mexicanos.
Pero algo tendrá que hacerse para avanzar. De nada sirve que las cosas se queden como están, mientras otros países se desarrollan más que el nuestro con menos recursos.
Es penoso ver la conducta de diputados del PRD, PT y Convergencia, tomando la tribuna de la Cámara, cuando ni siquiera se está tratando el tema de las reformas.
Lo es también que Andrés Manuel amenace con protestas públicas y resistencia civil, cuando no propone nada, sólo que las cosas permanezcan en el estado en que se encuentran, o sea, mal.
El propio Calderón, acepta que la reforma es “la posible”, que no necesariamente la mejor.
Está dispuesto a acatar la voluntad del Congreso, pero esa voluntad se tiene que concretar. Esto es, debe haber alguna decisión para avanzar.
Es sano que se abra el debate nacional. Pero con el ánimo de aportar, no de dilatar o de boicotear un proyecto.
En los congresos se discuten ideas, no se cumplen caprichos.
No tiene por qué aceptarse el proyecto del Ejecutivo, tal como se presentó. Pero tampoco rechazarlo por el simple hecho que viene de ese poder.
Muchos diputados y senadores, en su momento, votarán en el sentido en que sus partidos les indiquen, porque no están en capacidad de entender un proyecto de esta naturaleza.
Unos y otros, deberían hacer un esfuerzo por anteponer los intereses de la nación a los de sus partidos.
El futuro de México está en juego y no es poca cosa.
Tienen que recordar que su compromiso original es con la gente no con sus partidos.
Nos jugamos el progreso de la Patria y todos estamos obligados a actuar con responsabilidad y objetividad.
Ojalá y que se llegue a un acuerdo que nos permita avanzar. Y que éste sea por el bien de México.
Por lo demás: “Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano”.
