La prevención es el método más eficaz, racional y económico para combatir la incidencia de afecciones.
Los exámenes periódicos son imprescindibles, pues las enfermedades oculares de la infancia son un riesgo que puede evitarse.
Es común que los padres den más importancia al color o forma de los ojos de sus hijos cuando nacen que a la salud visual, que debe ser vigilada porque al momento del nacimiento son órganos inmaduros.
La visión, afirman especialistas en oftalmología, tiene un período de desarrollo conocido como plasticidad sensorial, que va del nacimiento hasta el sexto o séptimo año de vida.
Advierten que cualquier proceso que interfiera con el desarrollo normal del ojo puede generar disminución de la visión o causar la pérdida visual irreversible.
En este escenario, dicen, la prevención es el método más eficaz, racional y económico para combatir la incidencia de afecciones y sólo es posible con la participación de expertos en oftalmología pediátrica.
Males de origen
Indican que entre los recién nacidos se da el ojo hipermétrope (trastorno que produce problemas de visión a distancias cortas) por su reducido tamaño de tan sólo 17.5 mm, lo cual es compensado por el poder dióptrico (corrección óptica) mayor de la córnea y del cristalino.
Esto pone de manifiesto la importancia de que el sistema óptico del niño no tenga alteraciones para asegurar un desarrollo visual adecuado en los próximos años de vida, lo cual se verá reflejado en su capacidad intelectual y de aprendizaje.
Los exámenes periódicos de los ojos de los niños son imprescindibles, pues las enfermedades oculares de la infancia, como catarata congénita, glaucoma congénito, estrabismo o miopía, deben ser revisadas por oftalmólogos especializados.
Especialistas de los laboratorios oftalmológicos SIFI dicen que se estima que la visión de un recién nacido equivale solamente a 5% de la de un adulto normal. Entre el primer y tercer año de vida, la visión alcanza 50%. Un niño normal debe lograr 100% de visión en cada uno de sus ojos entre los 5 y 6 años de edad.
Signos de alarma
Señalan que los padres deben tomar precauciones especiales con los ojos del recién nacido cuando se han producido problemas durante el embarazo o el parto, o algunas infecciones contraídas por la madre, como rubéola, toxoplasmosis, citomegalovirus y el herpes simple tipo II. Ello puede causar inflamación de la retina y de otras estructuras del ojo del recién nacido.
Si el parto fue prematuro, entonces la visita al oftalmólogo es obligada. En caso de que la mamá o papá hayan tenido problemas de visión, ya sean comunes como la miopía o congénitos-hereditarios como el glaucoma, no hay duda de que se debe consultar al médico especialista.
Cuando los ojos del bebé lagrimean continuamente, puede deberse a una obstrucción del canal lagrimal, problema visual frecuente en niños, lo que es una señal de alerta, lo mismo que si se observa desviación en algunos de los ojos del recién nacido o la caída de uno de los párpados, ello puede indicar que padece estrabismo.
Estrabismo/b>
Hecho de torcer los ojos, afectando al paralelismo de los dos ejes visuales.
Toxoplasmosis
Infección causada por un hongo al contacto con animales como los gatos o por la ingesta de carne poco cocinada.
Citomegalovirus
Es un virus relacionado al herpes que puede ocasionar infecciones.