Una lesión grave en la rodilla puede transformarse en un rompecabezas.
Las lesiones suelen acabar con la carrera de los deportistas y también alterar la vida de muchas personas.
Una lesión grave en la rodilla puede transformarse en un rompecabezas, altera la vida en mil y una formas, hay quienes no pueden moverse con libertad y muchas personas se sienten incapaces de mantener una existencia normal, pero existe una técnica que puede cambiarles el horizonte.
Se trata de la artroplastia, una cirugía de reemplazo total de rodilla y que se aplica cuando otros tratamientos ya no son efectivos, para las personas que tienen daños graves en la articulación y presenta dolor persistente, nos cuenta el doctor José Luis Sánchez Mejía, ex presidente de la Asociación Médica del Hospital Lomas Verdes.
En una cirugía de reemplazo total de rodilla, nos explica el médico, “se elimina el cartílago y el hueso dañados de la superficie de la articulación y son reemplazados por superficies artificiales de metal (aleaciones) y plástico”, (resinas especiales).
Es un avance significativo de la ciencia que cada vez es más común, en 2005 en Estados Unidos y Europa se realizaron unas 761 mil artroplastias de rodilla. Su práctica constante ha perfeccionado la ejecución y los riesgos son cada vez menores. Pero, ciertamente, existen factores de riesgo que aún son un peligro para la vida de los pacientes.
Durante una artroplastia de rodilla, las venas de la pierna (que llevan la sangre de regreso al corazón) son dañadas, lo cual favorece la producción de coágulos y a su vez incrementa de manera significativa el riesgo de padecer Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV), la primera causa de muerte hospitalaria en países desarrollados.
Llama la atención que hasta el 60% de los pacientes que se someten a una cirugía de reemplazo de rodilla y que no reciben terapia anticoagulante, sufrirán la ETV; alarmante escenario.
El mayor riesgo de muerte por ETV posterior a la cirugía de reemplazo de rodilla es ocasionado por la Tromboembolia Pulmonar (TEP), la cual consiste en la obstrucción de las arterias pulmonares, lo que ocasiona la muerte de los tejidos en este órgano y la posibilidad de un paro respiratorio.
El doctor Sánchez Mejía dice que este episodio letal ocurre cuando se forma un coágulo en el sistema venoso profundo de las piernas, producto de las lesiones causadas durante la cirugía, este trombo se puede desprender y viajar a través del flujo sanguíneo, puede alojarse y bloquear la corriente de sangre a nivel de las arterias pulmonares y en algunos casos puede provocar la muerte del paciente.
La terapia anticoagulante es la piedra angular del tratamiento, por lo que está indicada para los pacientes que serán sometidos a una cirugía de reemplazo de rodilla para disminuir el riesgo de presentar la enfermedad.
Durante años, el estándar de tratamiento ha sido un medicamento denominado heparina no fragmentada, que evita la formación de coágulos sanguíneos. La tecnología nos brinda la oportunidad de emplear las heparinas de bajo peso molecular que deben ser administradas una o dos veces al día mediante inyecciones subcutáneas.
Sin embargo, los anticoagulantes actuales tienen limitantes evidentes, ya que su administración debe ser subcutánea, mediante venoclisis o inyecciones; además de requerir monitoreo clínico; ajuste de dosis; tienen un reducido rango de efectividad, seguridad; además de presentar muchas interacciones con otros fármacos y alimentos.