Desafortunadamente con mucha frecuencia la mayoría de los accidentes o traumas bucodentales, suceden cuando los padres no están presentes, es decir en la escuela, en la casa de algún familiar donde dejaron encargado al niño, etc., y cuando cuestionamos a éstos acerca del mismo, sus respuestas son muy vagas e inseguras, por lo tanto consideramos que con conocer la respuesta a tres preguntas sencillas pero básicas, tanto padres como profesional tendríamos un conocimiento más claro sobre el accidente permitiéndose manejarlo con mayor eficacia y prontitud.
Estos tres cuestionamientos serían:
Cómo, cuándo y dónde, se presentó el accidente.
Con respecto a cómo ocurrió el accidente, proporciona la información más concreta sobre su gravedad; si el niño resbaló y golpeó contra el suelo, si recibió un golpe directamente contra su boca, si golpeó contra el tablero del automóvil, etc., todo esto nos indica la magnitud del traumatismo recibido, por esto es importantísimo que usted pregunte y sepa si el niño perdió la conciencia, vomitó o si está desorientado a consecuencia del accidente.
Si presentara algunos de estos síntomas, debe ser evaluado inmediatamente por un médico para descartar cualquier lesión cefálica.
Con respecto a cuándo se presentó el accidente, proporciona el tiempo que ha transcurrido desde el momento del accidente, hasta el momento que pueda ser atendido, esto es muy importante porque marcará la pauta, sobre el tipo de tratamiento y pronóstico del mismo.
Y finalmente en dónde se presentó el traumatismo, nos indicará el lugar en el que se presentó el mismo, es decir, si el niño se cayó en la sala de la casa, en un parque, en un campo deportivo, en la escuela, etc., ayudará a establecer la necesidad de profilaxis contra el tétanos.
Para finalizar aconsejamos a ustedes padres de familia que tomen todas las alternativas de protección que tengamos a nuestro alcance, para prevenir un accidente, usemos los cinturones de seguridad cuando conduzcamos y coloquemos a nuestros hijos pequeños en sus sillas de seguridad, lamentablemente todavía observamos que en algunos vehículos niños muy pequeñitos no sólo van sin protección sino que viajan sobre el regazo del conductor exponiéndose dramáticamente sus vidas.
A sí mismo si nuestros hijos efectúan algún deporte de alto riesgo, protejámoslos proporcionándoles la protección adecuada, como el uso de un protector bucal.
“Es la prevención, nuestra mayor preocupación”.
¡Hasta la próxima!
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