La Filarmónica de Nueva York interpretó ayer los himnos de Corea del Norte y de Estados Unidos al inicio de su histórico concierto en Pyongyang. (AP)
Por primera vez actúa en la capital de Norcorea una agrupación cultural estadounidense del nivel de la Filarmónica.
La Filarmónica de Nueva York ofreció ayer un concierto histórico en Pyongyang, retransmitido en directo por televisión en el país comunista, en el que interpretó los himnos de dos naciones enemigas desde hace seis décadas.
Entre las banderas norcoreana y estadounidense en el Gran Teatro de Pyongyang, la orquesta más antigua de EU dio un concierto de hora y media de marcado contenido simbólico, destinado a acercar, al menos culturalmente, a dos países con regímenes antagónicos, que concluyó con el público puesto en pie en un unánime aplauso.
Estados Unidos y Corea del Norte, un régimen estalinista con armamento nuclear, siguen técnicamente en guerra pues la Guerra de Corea concluyó en 1953 con la firma de un armisticio, pero no de tratado de paz.
Este concierto fue histórico en todos los sentidos: es la primera vez que actúa en la capital del país comunista una agrupación cultural estadounidense del nivel de la Filarmónica de Nueva York, y la vez que más estadounidenses juntos han pisado Corea del Norte, unos 300, en más de medio siglo.
Así las cosas, el concierto de ayer fue mucho más que un acto cultural con un programa formado por el preludio del tercer acto de la ópera Lohengrin de Wagner, la novena sinfonía de Dvorak “Del nuevo mundo” y “Un americano en París” del estadounidense Gershwin, bajo la dirección de Lorin Maazel.
“Puede que algún día pueda haber americanos en Pyongyang”, indicó Maazel al presentar la última pieza de Gershwin, cuya inclusión en el programa no pasó desapercibida por nadie.
Poco antes, el director había asegurado que este es el concierto más importante que ha ofrecido la orquesta que dirige desde el que dio en la Unión Soviética en 1959, en plena “Guerra Fría”, y que supuso una influencia del exterior para un mundo cerrado.
“Disfruten del concierto y pasen una buena noche”, fueron las primeras palabras que dedicó, en coreano, Maazel a una audiencia entregada de mil 500 personas, formada sobre todo por profesores y estudiantes de música norcoreanos y unos 200 norteamericanos.
Según fuentes norcoreanas citadas por Yonhap, unos 80 periodistas se desplazaron a Pyongyang para cubrir este evento musical, la mayoría estadounidenses, aunque también surcoreanos.
No estuvo sin embargo, pese a los rumores, el “amado líder” norcoreano, Kim Jong Il, responsable del único reducto de la “Guerra Fría” que existe en el mundo.
En representación del régimen estalinista acudió Yang Hyong Sop, vicepresidente de la Asamblea Suprema del Pueblo norcoreana, que estuvo sentado en primera fila.
El concierto, que contó con el apoyo explícito del Departamento de Estado de Estados Unidos, fue retransmitido en directo en las dos Coreas por la televisión surcoreana MBC, que desplazó a 70 personas a Pyongyang para una cobertura más que digna.
El concierto comenzó con la interpretación del himno estadounidense y también el norcoreano, “Canción Patriótica”, y concluyó con la “propina” de “Arirang”, una canción de folclore popular muy querida tanto en el Norte como en el Sur de la Península coreana.
Esta no fue la primera vez que sonó el himno estadounidense en Corea del Norte -en junio de 2000 se tocó también con motivo de un combate internacional de boxeo- pero los asistentes sabían que la ocasión era especial.
Según la agencia surcoreana Yonhap, con motivo del concierto Corea del Norte retiró gran parte de la propaganda antiamericana que generalmente está colocada en las calles de Pyongayng. El Gobierno de Seúl manifestó ayer su deseo de que el concierto “contribuya de forma positiva al entendimiento y el avance de las relaciones entre Corea del Norte y Estados Unidos”.
Resta la Casa Blanca importancia a concierto
La Casa Blanca restó ayer importancia al impacto del concierto que la Filarmónica de Nueva York ofreció en Pyongyang, celebrado con el visto bueno del Gobierno de Estados Unidos.
El concierto “no va a cambiar necesariamente el comportamiento de un régimen que no está siendo tan transparente como queremos acerca de sus actividades nucleares”, señaló la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.
En su rueda de prensa diaria, Perino insistió en que es necesaria una “completa desnuclearización”. “Necesitamos que nos den un informe preciso y completo, y también necesitamos un informe en todas sus actividades sobre la proliferación”, explicó Perino.
Una vez que se produzca esto “podrá empezar la normalización de relaciones, incluidos los intercambios culturales”, señaló.