Benny Ibarra también acudió al llamado de su ‘papi’ Miguel Bosé.
Hubo muchos, pero el hombre más feliz en todo el Foro Sol fue Alejandro Fernández. Al avanzar hacia el proscenio para encontrarse con Miguel Bosé, llevaba una sonrisa de éxtasis que no se le quitó mientras estuvo en el escenario para interpretar a dueto Te Amaré. Al final, el cantante ranchero se quitó el apuntador que le soplaba la letra y luego palmeó la cintura de Bosé, quien le respondió con un abrazo.
La escena se repitió más adelante en la canción Olvídame tú, otra romántica a la que Fernández nunca le encontró el tono, ya que su voz sonaba demasiado grave y rasposa para la seducción suave.
Sin embargo, nadie reparó en este hecho, ya que en general les bastó con verlo caminar con ese aire de dandy que tantos piropos le consigue.
Así que nadie se enojó tampoco cuando Fernández erraba los comienzos de los versos ni en sus entradas a destiempo.
A diferencia de las ovaciones que provocó Fernández, Bosé consiguió mucha menor atención en temas como La Belleza, cuyas letras hablan de revoluciones internas y de lo superficial que es el mundo actual donde, por ejemplo, una imagen vale más que el talento.
Este último concierto de la gira de Miguel Bosé, “Papitour” reunió además unos 40 mil seguidores, a varios amigos cantantes.
Con Sasha interpretó el tema Si tú no Vuelves; con Ximena Sariñana, Este Mundo Va, y con Benny, Si Puedo Volverte a Ver, mientras que con Paulina Rubio cantó Nena.
Esta última fue una interpretación peculiar que demostró que lo mejor del mundo se puede conseguir sumando lo mejor de las personas. Primero, Bosé llevó a una de sus coristas hasta el proscenio para que cantara el primer coro y las dos primeras estrofas de dicho tema.
Su voz resultó educada, afinada y con capacidad para varios matices.
Enseguida apareció Paulina Rubio para contonearse sobre el escenario vestida con una minifalda que le hacía justicia a la “Nena” de la que habla la canción.
Aunque también cantó, fue notorio que la voz de Paulina Rubio fue todo lo opuesto a la de la corista; pero de ese modo, en cinco minutos el público disfrutó de una buena voz y de La Chica Dorada.
Fueron casi tres horas y media de concierto, las cuales fueron disfrutadas de pie por el público de la parte baja del Foro Sol a pesar de que se habían colocado sillas.
En realidad, no hubieran podido sentarse, ya que era preciso subirse a las sillas para alcanzar a ver el gran escenario. En cambio, el público que estaba en las tribunas tuvo una mejor visibilidad, incluso, gracias a siete pantallas gigantes distribuidas en todo el foro.
