Relájese.
Estése tranquilo lo más que pueda.
Luego con mucha tranquilidad empiece a recordar su infancia.
Lo que recuerde de sus años en la escuela primaria.
Sus mejores amigos.
¿Qué pasó con ellos?
Vuelva a vivir aquellos tiempos de sus primeras enseñanzas.
Luego haga una pausa.
Vuélvase a relajar, a tranquilizarse.
Y recuerde su siguiente etapa de enseñanza, o en la secundaria o en alguna escuela comercial.
Y después siga recordando lo que siguió. A la mejor nada dentro de las aulas, sino en algún trabajo, el primero, y luego el segundo.
Y después, como fue iniciándose en su vida sentimental.
Esta etapa es muy importante en la vida.
Ahí definimos lo que queremos, lo que soñamos, lo que anhelamos.
Y después de las aulas llega la etapa profesional.
Ya dentro de un trabajo, una oficina, un taller, una fábrica, empezamos a mostrar quiénes somos, qué capacidad tenemos, hacia dónde queremos ir.
Todo esto nos vino a la mente estando al frente de un grupo de estudiantes, ya en carrera profesional que aún no saben hacia dónde van.
Muchos están respaldados por sus padres, muchos no.
Ha sido interesante vivir este tiempo nuestro. Empezamos nuestra carrera periodística con una columna que se llamaba Información Estudiantil, antes de que terminaran los años cincuentas del siglo pasado.
Entrevistábamos a los alumnos más aplicados, y recordamos a muchos. Hoy son altos ejecutivos y dirigen empresas. Otros se quedaron en el camino, les faltó algo.
Pero qué interesante es sentarnos de vez en cuando en la vieja silla de la casa y recordar lo que hicimos, y lo que logramos, al igual que muchos que conocemos.
Quisiéramos que todos triunfaran, pero este privilegio está reservado a unos cuantos, a los que luchan sin descanso, a los que se actualizan, a los que nunca dejan de aprender.
Pero por ahora, relájese, es tiempo de recordar y añorar, mañana lunes empezará otra lucha, ojalá con renovados bríos.