Aprovechamos el fin de semana para visitar la capital duranguense.
Y nuevamente gratas sorpresas, porque la capital del vecino Estado sigue creciendo y embelleciéndose.
Esta vez, quisimos recordar viejos ayeres.
Así que nos fuimos por la vía libre, visitando pueblitos tan queridos por nosotros y tan conocidos.
Y es que de niños, cuando veníamos a Torreón, después de cuatro horas de camino de tierra piedras arroyos y polvo tomábamos la carretera en Ignacio Allende.
Esta vez, ahí vamos por la Cuesta de Vizcarra, con carretera remozada como lo estaban otros tramos. Llegamos a Guadalupe Victoria donde vivió don Carlos Romo, un comerciante que surtía los comercios de poblados duranguenses y zacatecanos. Con él papá llevó amistad y buenos tratos.
Lo único lamentable ahí es el estado de la calle principal, que sigue con baches y hoyancos, en contraste con el bello paseo que construyeron en Francisco I. Madero, Dgo.
En la capital del Estado nos hospedamos en moderno hotel construido en el moderno Paseo Durango, un lugar que cada día se tiene nuevos establecimientos y donde los fines de semana se llena de visitantes que van a disfrutar de la novedad que ofrece este lugar.
El bulevar Francisco Villa es ahora un camino lleno de pasto y flores, con una vía destinada a los ciclistas.
Y el centro, más bello, mejor iluminado y con su hermosa catedral muy bien conservada.
Durango está muy cerca, usted y su familia visítenla y gocen de la hospitalidad de la gente y disfruten de sus famosos platillos, donde sobresale el famoso caldillo duranguense.
