Muchas veces las recibimos casi a diario.
Pero hacemos como que no las entendemos.
Esta semana vimos como un pajarito, o pajarita empezó a fabricar su nido.
Con mucha paciencia estuvo acarreando pequeñas ramas y algo de lodo.
Todavía no lo termina pero apreciamos que será una bonita vivienda.
Todo lo hace con el pico. Acarrea, acomoda, le da forma y luego se pone a contemplar su obra.
Cómo quisiéramos tener una cámara especial para captar todo lo que de lejos vemos.
Cuando nos acercamos emprende el vuelo.
Y pensamos que como el colibrí, que antes de la primavera construyó su nido, esta ave dejará ahí sus pequeños huevos y luego empollará sus crías.
Cuánto afán por tener un lugar propio y especial para la familia.
Y nos ponemos a recordar lo que batallamos cuando llegamos aquí, viviendo de arrimados, luego en privadas y vecindades, casas rentadas hasta que gracias a lo que ganamos en un Campeonato Mundial de Futbol pudimos comprar el terreno y ahí construir nuestra casa.
Esta ave que hoy construye en nuestro árbol nos llena de recuerdos, y nos da lecciones de amor a la familia, a la que uno debe cuidar y atender hasta el último día.
Ahora que han llegado los nietos quisiéramos enseñarles tantas cosas por las que pasamos para que ellos hagan mejor la tarea que les corresponde, y que los lleve a vivir mejor con su familia en el futuro.