Desde la niñez, mucho los hemos disfrutado.
Donde estemos, buscamos siempre la manera de presenciar el nacimiento de cada día.
Mirando hacia el oriente, donde las sombras van siendo espantadas paulatinamente por el nuevo día, uno se siente testigo de un nuevo milagro de nuestra naturaleza.
Viajando, hemos visto como la gran bola anaranjada va aumentando.
Claro que los mejores amaneceres, a nuestro entender, se gozan más en el campo.
Tanto es así que Discovery ha dedicado diariamente un gran espacio a mostrar los diferentes nacimientos del día en muchas regiones del planeta, especialmente en los más hermosos bosques y praderas.
En nuestro pueblo, los amaneceres eran anunciados con gran precisión de horario por los gallos. Cantaban alegres, como tratando de despertarnos a todos, para que viéramos con ellos el nuevo día.
Seguía la inquietud de las vacas que se arremolinaban junto a la puerta del corral, como pidiendo les abrieran para irse al campo.
Luego seguían las campanas de la iglesia, para la misa de siete.
Y el colofón de ese amanecer lo era el ruido del molino de nixtamal de Tío Guadalupe, que dicen se escuchaba por en los ranchos cercanos.
Hoy, seguimos disfrutando del despuntar de los días, caminando un poco y respirando más y mejor, para cambiar el aire de los pulmones.
Cada amanecer es una gran oportunidad de hacer muchas cosas mejor que ayer, y sobre todo disfrutar de esos seres tan especiales que nos tocó tener en la familia y en las amistades.
Usted, está invitado diariamente a ver como nace el día y a disfrutar de esa nueva oportunidad que nos dan para seguir triunfando.