Los verdaderos, no se dan en maceta.
Tampoco se escogen al gusto de cada quien.
Son realmente seres raros, diferentes, como de otro planeta.
Precisamente, porque no hay muchos y porque algunos que intentan serlo, pasan la primera prueba y truenan como chinampinas.
Los verdaderos amigos, ya lo hemos dicho, se cuentan con los dedos de una mano y a veces sobran.
Y es en los momentos difíciles de cada quien, cuando aparece, uno o a veces dos más que ahí están firmes, al lado de su amigo.
Pero la amistad sincera sí existe, muy restringida, muy exigente, muy especial, pero a cada quien nos toca uno, dos y hasta tres verdaderos amigos. Los demás sólo son flores de un rato que pronto se marchitaron.
El verdadero amigo no deja pasar el tiempo para estar en contacto, enterarse, conocer si a su amistad le va bien y goza de cabal salud.
Y esto, especialmente cuando transcurren los años, cuando se llega a edades más serenas y más juiciosas.
Tener un buen amigo, uno solo, es poseer uno de los tesoros más valiosos de la existencia.
Hoy día la verdadera amistad va diluyéndose en prisas, egoísmos e ingratitudes.
Por ello, usted, al que le toca regalarle su amistad a alguien, no deje pasar el tiempo para entrar en contacto con esa alma gemela que está por ahí, esperándolo con verdadero afecto.
Y que este próximo 14 de febrero, tenga un pequeño detalle para quien realmente se ha ganado su amistad, aunque sea un saludo.