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De mordidas y cochupos

Gilberto Serna

En su participación en el 38avo encuentro nacional de diputados locales del Partido Acción Nacional, Vicente Fox presentó su ponencia magistral, titulada “Cómo ganar elecciones”. Su fórmula para triunfar, consiste en jugar en el límite, aprovechar los recovecos de la Ley y usar herramientas tecnológicas para llegar a millones de electores, lo que a este columnista le puede parecer correcto, aunque tiene sus asegunes, como diría el tío Laureano.

Donde de plano no comparto su visión es en las “ideas” como la de partirle el queso a Andrés Manuel López Obrador, aunque parece que ha sido un desliz del ex presidente, como los que acostumbraba cuando ocupaba el puesto de presidente de la República y no ha dejado de cometerlos por que todo indica están dentro de su naturaleza.

Ni modo de pedirle al olmo, que es un buen árbol de sombra y de excelente madera, que dé peras. Ahora que, se le descubrió durante su mandato, que no es una perita en dulce; en alguna ocasión confesó que junto a Luis Carlos Ugalde hizo lo que pudo para que Andrés Manuel, “un peligro para México”, no llegara a Los Pinos. Hubo un tiempo en que se le creyó cuanta cosa decía por que tiene una gran habilidad para simular sinceridad, dejando ver, a la larga, que cargó con la valija sin que se hubiera preocupado por quienes confiaron que sería diferente a los que le antecedieron.

Lo anterior se pone en evidencia cuando Porfirio Muñoz Ledo considera, a raíz de que se conocieron las declaraciones de Fox, que el ex presidente es un “papanatas”, que cuando ocupó la Presidencia hizo un Gobierno de rateros. Jesús Ortega le dijo que no tiene ninguna autoridad ética, siendo un hombre torpe que carece de credibilidad. Desde luego hay quien no está de acuerdo en que sea llamado papanatas ya que dicho voquible se refiere a un hombre simple y crédulo, fácil de engañar, al que se le puede decir bobalicón. Lo que menos tiene Vicente es el de ser una persona de poco entendimiento y capacidad, ni es neciamente candoroso, ni se puede decir, para quien lo conozca, que sea el gracioso del teatro. Está muy lejos de ser un pazguato, que se le dice a un hombre que se pasma y admira de lo que ve y oye. Por lo que respecta a que hizo un Gobierno de rateros es más fácil decirlo que probarlo. No hay prueba alguna de que así haya sido. Se dicen muchas cosas pero lo que es una prueba que valga, no la hay. Que hubo quien se encargó de maniobrar para que las pesquisas que se iniciaron en contra de su cónyuge y los hijos de esta fracasaran, es algo que, por angas o por mangas, sucedió.

Acerca de todo lo hasta aquí escrito, los lectores deben tomar en cuenta que el evento de Monterrey, lugar en donde Vicente dijo lo que dijo, se realizó a puerta cerrada, grabándose lo que ahí se cuestionó. Lo cierto es que se le soltó la lengua mencionando al senador Manlio Fabio Beltrones a quien llamó “marrullero”, palabra dominguera que alguien le sopló a Fox. (Coincide con la opinión de Manuel Espino, quien no hace mucho tiempo, lo escribió en su libro “Señal de alerta. Advertencia de una regresión política”de donde cabe establecer que este es el soplador). En efecto, decirle a alguien que se vale de marrullerías es que está acusando a Beltrones de pretender alucinar al que le crea sus halagos actuando con astucia, esto es, que esta engañando con agudeza, para lograr artificiosamente ganar, en el caso, la Presidencia de la República en el año 2012. La contra de esta aseveración de Fox es que hay una persona que está siendo engañada, a la que Manlio Fabio finge apoyar cuando, se dice, es otro su interés. Si se le rasca un poco se encontrará que Fox se refiere al presidente Felipe Calderón, como el sujeto que está siendo embaucado por el senador Beltrones. Eso, aquí y en China, es tener una pobre opinión sobre el criterio del señor presidente en funciones.

Donde si se fue hasta la cocina es cuando hizo alusión a los medios de comunicación, a los que acusó de estar corriendo las “mordidas” y los “cochupos”, entre conductores, comentaristas y reporteros que, afirma, editorializan al mejor postor. Esto, que no dejó de ser un polvo de aquellos lodos, cuando se sentía lastimado por la prensa despachando en Los Pinos, suponemos que es un desahogo que no tiene pies ni cabeza. Habría que preguntarle qué personas reciben los dineros, nombres que se requieren por que generalizar significaría una falta absoluta de seriedad. No es serio referirse a periodistas faltos de ética sin precisar quiénes son, dónde viven, de qué lujos gozan. Es probable que tuviera a su alcance las listas que abonen su dicho, luego sería de vital importancia que los señale.

De otra manera se convertiría de golpe y porrazo en cómplice de tales depredadores de fondos públicos en manos de políticos. Si su dicho va más allá de un exabrupto, está obligado a decir a los cuatro vientos cómo le consta, pues de otro modo podría llegarse a la conclusión de que habla sólo por que el Señor, en su infinita misericordia, lo dotó de cuerdas vocales. En fin, la conclusión sería que en este país cada quien habla y dice lo que se le antoja, sin que tenga que rendir cuentas a nadie por sus palabras preñadas de resentimientos.

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