José Manuel Cravioto, realizador del corto El Charro Misterioso, ha recorrido varios certámenes europeos. (El Universal)
José Manuel Cravioto era, hasta hace dos años, un estudiante más de cine que intentaba conquistar con sus historias. Pero llegó al Festival de Morelia con su cortometraje El Charro Misterioso y consiguió una mención que lo hizo recorrer varios certámenes europeos.
Después, llevó su proyecto Los Héroes de la Península, sobre boxeadores, al programa Morelia Lab y consiguió el premio económico. Este año regresa con ese mismo proyecto, pero ya como documental y compitiendo en la sección oficial.
“Ganar en Morelia ha sido bueno para mí, sobre todo en lo emocional, porque ha sido un impulso para decir que deseo seguir en esto”, cuenta.
Morelia, que este sábado inicia su sexta edición, ha sido germen de cineastas en ciernes. Elisa Miller ganó en 2007 con su corto Ver Llover.
Así llegó a manos de los organizadores de Cannes, quienes lo eligieron para participar y... ganó la Palma de Oro.
Carlos Armella, quien ganó en el festival michoacano con Toro Negro, acaba de triunfar en el de Venecia con su nuevo cortometraje Tierra y Pan.
Otros, como Rigoberto Perezcano, uno de los ganadores de la primera edición, en 2003, con el documental XV en Zaachila, sigue en el cine, pero ha sufrido. Tardó casi cinco años en levantar su cinta de ficción, la cual hace unos días recibió apoyo por parte de Cine en Construcción en San Sebastián.
“Luego de ganar en Morelia pensé que iba a ser más fácil hacer el largometraje, pero me equivoqué”, dice el oaxaqueño.