Doña Gordoloba pesaba 180 kilos. Fue con el médico de la familia. Éste pensó, claro, que la señora iba a verlo en relación con su problema de gordura. Pero a otra cosa iba doña Gordoloba. "Doctor -le dice-. Mi esposo ha perdido todo interés en la cuestión del sexo. Ya ni siquiera me mira”. "Señora -sugiere el facultativo con delicadeza-. ¿No ha pensado usted en una dieta?”. "¡Uh, doctor! -exclama doña Gordoloba-. ¡Si bien comido no me hace nada, imagínese usted si lo pongo a dieta!”... Bustolina Grandchichier, vedette de moda, le comenta a una de sus compañeras: "Leí un libro que se llama: ‘Cómo ganar amigos’. Mi método es mejor”... Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, fueron a un restorán especializado en platillos elaborados con arroz. Ahí se servía el arroz cocinado en las más diversas formas. El mesero les pregunta: "¿Cómo les gustaría el arroz?”. Himenia y Celiberia responden a una voz: "¡Aventado!”... Se casaron Castana y Pititillo. Ella era una chica llena de virtudes; había guardado para el matrimonio la flor de su virginidad. Por su parte Pititillo era un muchacho poco dotado por la Naturaleza, que tan avara se muestra a veces con algunos de sus hijos, y precisamente en las partes donde debía ser más generosa. Empezó la noche nupcial. Castana se despojó de su atavío nupcial y dijo, ruborosa: "Todo esto que ves nadie lo ha visto nunca”. Pititillo deja caer su bata y se muestra al natural ante Castana. Le dice: "También esto que ves nadie lo ha visto nunca”. Entrecerrando los ojos como hacen los miopes para ver responde la muchacha: "Me lo explico. Yo misma estoy batallando para verlo”... El profesor de Pepito les pregunta a los niños: "Díganme: ¿cuáles son los pajaritos que vuelan más alto y más aprisa?”. Pepito levanta la mano de inmediato, y agitándola golpea índice con anular para llamar la atención del profesor. El maestro, que muchas veces había oído las sandeces que suele decir el precoz chiquillo, decidió ignorarlo, y dio la oportunidad a otro niño. "¡Las golondrinas!” -dice Tonino. Pepito siguió pidiendo ansiosamente la palabra. Contesta Rosilina: "¡Las palomas!”. Pepito insistía en contestar. Sugiere Juanilito: "¡Los halcones!”. Por fin el maestro no pudo evitar ya darle la palabra a Pepito. Con un suspiro de resignación le dice: "A ver, Pepito: ¿cuáles son los pajaritos que vuelan más alto y más aprisa?”. Responde el niño con triunfal acento: "¡Los de los pilotos de jet!”... Un líder sindical fue a una convención en Las Vegas. Al final de los trabajos decidió ir a una casa de mala nota. Preguntó a la madama: “¿Cómo maneja usted su establecimiento?”. Responde la mujer: “Cada muchacha cobra 100 dólares. 80 son para la casa y 20 para ella”. El líder, irritado por esa notoria injusticia, declara con enojo: “Eso significa que las mujeres que trabajan aquí no están sindicalizadas”. Y así diciendo sale para dirigirse a otro burdel. Cuando llega le pregunta a la dueña: “¿Cómo maneja usted su establecimiento?”. Responde ella: “Cada muchacha cobra 100 dólares. 80 son para ella y 20 para la casa”. El visitante se alegra: “Eso quiere decir -indica- que las mujeres que aquí trabajan están sindicalizadas”. “Así es, en efecto” -responde la madama. “Muy bien -dice el líder-. Mándeme a aquella muchacha joven y guapa que veo al extremo de la barra”. “Imposible -replica la madama al tiempo que llamaba a otra mujer, ya entrada en años, robusta y muy poco atractiva-. Ya le dije que estamos sindicalizadas. Por antigüedad el turno le corresponde a Vetulina”... FIN.