Melchor y Gaspar no salían de su asombro. Les dice el negrito Baltasar, que en ese momento tocaba el bongó en un guapachoso conjunto de merengue y salsa: "Ni me digan nada, chicos. Ya pasó el Día de Reyes; algo tengo que hacer ahora para mantenerme"... Babalucas era mesero. Le pregunta un cliente: "Joven: el espagueti ¿viene solo?". "No, señor -responde el badulaque-. Yo lo traigo"... Ovonio Grandbolier, el hombre más perezoso del condado, le dice a su mujer: "El médico me recomendó hacer ejercicio". "¿Y lo harás?" -pregunta la señora. "Sí -contesta el gran eggón-. En vez de ver golf en la televisión ahora veré tenis"... Murió un señor y fue a dar al Cielo. San Pedro le entregó sus alas, su aureola y una lira, y le asignó una nube. En ella estaba cuando de otra nube salió un gigantesco alce de gran encornadura y poderosas patas, también con alas y aureola. El alce se le queda viendo al hombre. Luego se dirige hacia él y le dice con voz amenazante: "¿Me recuerdas? Wyoming; temporada de caza 1989"... A pesar de todos los pesares este año tiene una gran virtud: es el último del gobierno de Bush. Si Eisenhower probó que Estados Unidos puede vivir sin Presidente, Bush ha demostrado que Estados Unidos puede seguir viviendo a pesar del Presidente. Nadie se explica aún cómo fue que un hombre dueño de todas las ineptitudes llegó a ser dirigente del país más poderoso de la Tierra. Si un norteamericano elegido al azar hubiese tomado el directorio telefónico de cualquier ciudad de Estados Unidos, también elegida al azar, y tras cerrar los ojos hubiese puesto el dedo en algún nombre, en cualquier nombre de los inscritos ahí, seguramente el ciudadano o ciudadana así elegido, al azar, habría sido mejor Presidente que el texano. Su mandato, por fortuna, va terminando ya. Yo espero que Hillary Clinton ocupe su lugar. Y lo espero no porque ella sea mujer, sino porque creo que entre todos los candidatos es la mejor. Desde luego no siempre el mejor candidato es el electo. De hecho eso sucede raras veces. Tampoco, pienso, México debe esperar cambios mayores en los asuntos capitales de nuestra relación con el país del norte, especialmente en lo que hace a los migrantes. Pero venga quien venga seguramente será mejor que Bush, esa pesadilla que -¡praise the Lord!- ya va a acabar... Eran las 2 de la mañana y aquel señor, insomne, leía un libro en la sala de su casa. Lo sacó de la lectura un estridente grito de su esposa, a quien había dejado en la recámara, dormida. Subió a trancos la escalera y encontró a su mujer en la revuelta cama, presa de gran agitación. "¿Qué te sucede? -le pregunta-. ¿Por qué gritaste así?". Responde ella: "¡Un hombre entró por la ventana y me hizo el amor dos veces!". "¡Dos veces! -clama él-. ¿Y por qué hasta ahora gritas?". Explica la señora: "Es que al principio creí que eras tú. Pero cuando asegundó supe que no eras"... Un individuo fue con el siquiatra. "Todas las noches tengo una horrible pesadilla -le dice con angustia-. Sueño a mi suegra que viene contra mí montada en un espantoso cocodrilo". "Descríbame los detalles de su sueño" -le pide el analista. "Tiemblo tan sólo al recordarlos -gime el sujeto-. Piel escamosa... Enormes fauces... Una hilera de terribles dientes... Ojos con fulgores de ferocidad bestial...". "Feo sueño en verdad" -comenta el siquiatra. "Y eso no es nada -replica el individuo-. ¡Espere que le describa al cocodrilo!"... Dos pericos escaparon de la jaula donde los tenían y fueron a dar a una rosticería de pollos. Se detienen frente al escaparate, y uno de ellos le dice al otro: "¡Fantástico! ¡Siempre había querido conocer un table dance!"... FIN.