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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

En mi niñez fui lector voraz de "El Tesoro de la Juventud". (Salido ya de la niñez aprendí pronto que el verdadero tesoro de la juventud es otro). Mi padre, modesto empleado de oficina, compró para mí, en abonos y con sacrificios, los 20 tomos de aquella espléndida obra editada por W. M. Jackson. Una de mis secciones favoritas era "El libro de los por qué". Ahí supe que todo tiene una explicación. ¿Por qué no sentimos el piquete del zancudo -mosquito, para mis lectores del extranjero- en el momento en que nos pica, pero sí sentimos la picazón después? Eso se explica porque la probóscide o trompa del zancudo (debería yo decir "de la zancuda", pues solamente la hembra de la especie pica) tiene varios tubos. Cuando el mosquito clava en su víctima esa trompa, por un conducto le inyecta un líquido anticoagulante a fin de poder chupar su sangre sin que ésta se haga espesa, y por otro le suministra un anestésico para que la víctima no sienta dolor y se defienda contra la picadura. Después del piquete sentimos sus efectos porque el sistema de inmunización de nuestro cuerpo reacciona contra las proteínas extrañas contenidas en la saliva del mosquito. Otra pregunta: ¿por qué la ciencia médica no ha podido encontrar un remedio contra el catarro común? Porque hay más de 200 virus que pueden provocarlo, y es prácticamente imposible hallar una sustancia común que los combata a todos. Aun si ese remedio se encontrara el problema seguiría sin solución, pues los más de esos virus son mutantes, y cambian o se adaptan a las circunstancias que les son contrarias. Una tercera pregunta, de mayor interés que las otras dos (y que no viene en "El Tesoro de la Juventud"): ¿por qué los hombres y las mujeres tenemos vello púbico? La explicación resulta apasionante y llena de interés. Piensen mis cuatro lectores todas las posibles respuestas que puede tener esa pregunta. El vello púbico ¿es una muestra de recato en la naturaleza, que con ese vello procuraría ocultar las partes llamadas "pudendas", o sea vergonzosas? ¿Es el vello una forma de protección para esas partes? O ¿constituye un resto de nuestro pasado de antropoides? ¿Por qué tenemos vello púbico? ¡Mañana aparecerá aquí la respuesta a esa pregunta! Todo tiene una explicación. Todo, menos el inexplicable sistema tributario mexicano, cuyas infinitas invenciones, oscuros recovecos, confusos laberintos e innumerables variaciones ninguna mente humana es capaz de elucidar o discernir. Por eso pongo ahora un par de cuentecillos, para aliviar la inquietud que reina en el país por la aplicación de las nuevas y complicadas normas tributarias... Un singular sujeto entra en el consultorio de un médico y le dice: "Doctor: soy todo un caso: tengo cinco penes". "¿Ah sí? -se interesa el facultativo-. ¿Y cómo le ajusta el pantalón?". Responde muy orgulloso el individuo: "Como un guante"... Una pareja no había tenido hijos en varios años de matrimonio. El señor y la señora fueron con el cura de su parroquia y le pidieron que rezara por ellos para que pudieran encargar familia. Les dice el sacerdote: "La próxima semana iré a Roma. En San Pedro encenderé una vela y le pediré al Señor que les mande hijos". Nueve meses después la señora dio a luz triates. Y luego antes de cumplirse un año tuvo quíntuples. El marido se presentó ante el párroco y le dio un cheque. "¿Para qué es este dinero?" -preguntó con extrañeza el sacerdote. Responde el tipo, hosco: "Para que vaya usted a Roma y apague esa maldita vela"... (El que debes apagar tu vela eres tú, grandísimo verraco)... FIN.

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