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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Armando Camorra

Al regresar de la luna de miel la mujercita le sirvió a su maridito en la comida, por todo alimento, una lechuga. “¿Qué es esto?” -pregunta él extrañado. Responde ella: “Es que quiero ver si también comes como conejo”. (No le entendí)... Babalucas le cuenta a un amigo: “Cambié de coche. Ahora tengo un Toyot”. El amigo lo corrige: “Querrás decir un Toyota”. “Toyot -insiste Babalucas-. Todavía no pago la última letra”... Pepito levanta la mano: “Señito -dice a la profesora-, ¿me da permiso de ir al baño?”. “No, Pepito -responde la maestra-. Acabamos de comenzar la clase. Espera un poco”. Tiempo después Pepito vuelve a pedir: “Maestra ¿ya puedo ir al baño?”. “No, Pepito -repite ella-. Tú sabes que en medio de un examen no hay permisos de salida”. Una hora pasa, y dice la profesora: “Ahora sí, Pepito, puedes ir al baño”. “Ya no es necesario, señorita -contesta el chiquillo-. No me pude aguantar, de modo que abrí el libro de Geografía e inundé Asia, África y Europa”... El marido le dice a su mujer: “Eres muy mala para hacer el amor”. Al día siguiente llegó a su casa el majadero tipo y encontró a su esposa en trance de coición con un sujeto. “¿Qué haces, inverecunda mesalina?” -le grita indignado. Responde ella, calmosa: “Estoy buscando una segunda opinión”... En los tiempos modernos el diablo parece tener mejor agente de relaciones públicas que Dios. Las cosas malas -violencias de todo orden, sangrientos crímenes, historias de corrupción, escándalos sexuales- ocupan más espacio en los periódicos, la radio y la televisión que las obras buenas. Lo digo porque cada día millones de hombres y mujeres, de jóvenes y niños hombres se entregan al cumplimiento de su deber sin que nadie parezca advertir que en eso consiste lo importante y valioso de la vida, y no en aquello que la altera por vía de la maldad o la inconsciencia. En mi ciudad, por ejemplo, acaba de nacer una maravillosa obra salesiana, el Instituto Cultural “Don Bosco”. Situado en uno de los barrios más populosos de Saltillo, donde los jóvenes están expuestos a todo tipo de malas influencias, ese ejemplar plantel tiene ya más de 800 estudiantes, muchachas y muchachos, que cursan en él carreras técnicas diversas. Personas de buena voluntad contribuyeron al nacimiento de la institución y siguen apoyándola desinteresadamente. El Club Rotario de Valle Arizpe, junto con la Presidencia Municipal, dotó recientemente al Instituto de una biblioteca y sala de cómputo donde los estudiantes podrán tener acceso a la información y conocimientos más modernos sobre sus respectivas especialidades. Y esa labor, por callada, pasa casi inadvertida, lo mismo que la de tanta gente buena que en todas partes hace el bien sin que nadie lo note, mientras con grandes titulares se destaca lo malo que cada día sucede. Tal se diría que tenemos tapaojos para lo bueno y lentes de aumento para lo peor. Y ya no digo más: me estoy encaboronando, y cuando me encaborono pierdo toda sindéresis y toda racionalidad... Para concluir he aquí el cuento de las dos chicas que hacían un viaje en autobús. Era de noche ya, y platicaban en voz que ellas creían muy bajita. “Lo que tú necesitas, Rosibel -le dice una a la otra-, es conseguirte un hombre que te dé unos 50 mil pesos al mes. Con eso podrías vestirte bien; tener un coche; comprarte joyas; viajar y pasártela muy bien”. Pregunta Rosibel: “¿Y si no encuentro un hombre dispuesto a darme 50 mil pesos al mes?”. “Bueno -responde la otra-. Entonces búscate dos de 25 mil pesos”. En eso se escucha una voz de hombre: “Señoritas, me dispongo a dormirme. Cuando lleguen a cincuenta hombres de mil pesos cada uno me hacen favor de despertarme”... FIN.

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