En el varón el cerebro y la parte viril son como un reloj de arena: conforme ésta se llena, aquél se vacía. Dos matrimonios amigos entre sí salieron juntos de vacaciones. La segunda noche uno de los esposos tomó la palabra en el bar del hotel y dijo a las señoras: "Mi compadre y yo platicamos ayer, y acordamos algo en lo que ojalá ustedes también estén de acuerdo. Tenemos mucho tiempo ya de conocernos; hay sobrada confianza entre nosotros. Creemos que si hacemos un cambio de pareja le daremos mayor interés a nuestras vacaciones, y a nuestra relación. ¿Qué piensan ustedes?". Al principio las esposas se resistían a hacer el cambio; pero luego de dos copas empezaron a considerar el asunto; después de tres les pareció muy interesante, y al final la quinta copa las hizo estar completamente de acuerdo con ellos. Se hizo, pues el cambio de parejas. Al día siguiente los maridos se encontraron en la cafetería. Ambos lucían una amplia sonrisa de satisfacción. Le pregunta uno al otro: "¿Disfrutaste anoche?". "Sí -responde el otro-. Mucho. ¿Y tú?". "Yo también -dice el primero-. La cosa fue fantástica". Hace una pausa y dice luego: "Me pregunto cómo les iría a las muchachas"... Yo, por mi parte, me pregunto qué efectos traerá para nosotros la recesión de Estados Unidos, que por ser de Estados Unidos será una recesión mundial. Vivimos indisolublemente unidos a ese país por vínculos de historia y geografía. Y aquí no se puede hacer cambio de pareja. Por eso me parecen optimistas en exceso las declaraciones según las cuales no hemos de preocuparnos demasiado por esa recesión. Es como si a una hormiguita que tuviera que dormir junto a un elefante alguien le dijera que no debía preocuparse demasiado. Lo peor de todo es que lo que sucede en el país vecino es para México algo parecido a un fenómeno de la naturaleza: poco o nada podemos hacer para precavernos de sus consecuencias. Yo estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda -en la corta medida de mis posibilidades- para evitar que esa recesión nos cause daños irreparables, pero debo advertir desde ahora que no será mucho lo que pueda hacer, por grande que sea mi voluntad y por buena que sea mi intención; de modo que ojalá se tomen otras medidas adicionales a fin de proteger la economía nacional... Aquel torero tenía tres hijos: uno de 30 años, otro de 29 y uno de 5. Cierto día el pequeño de 5 años le preguntó a su mamá: "Mami: ¿por qué me tuviste después de tantos años?". Explica la señora: "Es que una noche a tu papá se le olvidó comprar preservativos y, como buen torero, no supo retirarse a tiempo"... Una niñita llegó a la tienda de mascotas, y con palabras infantiles le pidió al dependiente: "Quielo un latoncito". El tipo, con ternura, le contestó a la pequeñita imitando su modo de hablar: "¿Quieles el latoncito blanco, glis o neglo". Responde la niñita: "Señor: yo cleo que a mi selpiente le va a impoltal pula tingada de qué colol sea el latoncito"... Dos compadres fueron a Las Vegas. En un casino decidieron probar suerte en la ruleta, y apostar juntos todo su dinero. Le pregunta uno al otro: "¿Qué número escogemos?". Responde el otro: "Dígame, compadre: ¿cuántas veces por semana hace usted el amor con mi comadre". "Siete veces" -contesta el primero. Dice el otro: "Yo lo hago seis veces por semana. 7 y 6 dan 13. Apostemos a ese número". Le pusieron, pues, todo lo que traían al 13. Giró la ruleta, y la bolita cayó en el doble cero. "¡Caramba, compadre! -exclama lleno de consternación uno de los tipos-. ¡Si nos hubiéramos sincerado, ahora seríamos ricos!"... FIN.