La señora tenía problemas para que Rosilita se durmiera. "Anda -le dice-. Duérmete, porque el hombre de los sueños ya va a llegar”. Responde la pequeña: "Dame 100 pesos y no le digo a mi papá”... La madama de la casa de mala nota le comenta al señor de edad madura: "No me lo explico, don Senilio. Siempre que viene usted me pide a Jobina, y Jobina es la muchacha más fea de la casa. ¿Qué tiene ella que no tienen las otras?”. Responde con un suspiro el añoso caballero: "Paciencia, señora; paciencia”... El explorador y su mujer iban por la espesura de la selva cuando de unos matorrales salió un enorme gorila que tomó en sus brazos a la esposa y se internó con ella en la jungla. La señora alcanzó a gritar, desesperada: "¿Qué hago, Livingstonio?”. Contesta el hombre: "Dile lo que me dices siempre a mí: que te duele la cabeza”... Facilda Lasestas casó con un hombre pobretón. Al mes de casada ella llegó luciendo un anillo de brillantes. “Compré un billete de lotería -le explicó al marido-, y gané un premio. Con el dinero pagué este anillo”. Un mes después llegó con un finísimo abrigo de piel. “Compré un billete de lotería -le dice al hombre-, y gané un premio. Con el dinero pagué el abrigo”. Algunas semanas después llegó en un flamante automóvil. “Compré un billete de lotería -le explica al esposo-, y gané un premio-. Con el dinero pagué este auto”. Una noche Facilda le pidió a su esposo que le llenara la tina de baño, pues quería disfrutar de un rato agradable en el agua. El tipo dejó que el agua cubriera apenas el tapón de la bañera. Le preguntó Facilda, extrañada: “¿Por qué tan poca agua?”. Responde el individuo: “No queremos que se te moje el billete de lotería ¿verdad?”... Aquel muchacho iba a ver a una chica, pero antes llegó al bar “Atón” a tomarse un par de copas. Le confió al barman: "Quiero darme algo de valor porque tengo una cita con una muchacha. La llevaré a cenar, y luego le propondré que vaya conmigo a mi departamento. Ahí le voy a hacer el amor como loco”. Se tomó las dos copas el muchacho, salió del bar, y esperó que llegara la hora de pasar por la muchacha a su casa. Cuando se presentó le abrió la puerta el papá de la chica. Bajó ella, y el muchacho le dice: "Quisiera que nos quedáramos a ver la tele aquí en tu casa”. Le dice la muchacha, algo molesta: "Creí que me ibas a llevar a cenar. No sabía que te gustara tanto la tele”. Responde el chico: "Ni yo sabía que tu papá es el barman del bar “Atón”... Terminado el trance de amor Susiflor se dirige a su novio: "¿Me amarás así cuando nos casemos, Afrodisio?”. "No sé -responde él-. Quizá eso no les parezca a tu marido y a mi mujer”... Una madre moderna daba un consejo a sus hijas en edad de merecer: "Tengan mucho cuidado cuando un hombre les invite una copa. Si se toman tres acabarán debajo de la mesa, y si se toman más acabarán debajo del hombre que las invitó”... Se llegó el día, y Pepito les preguntó a sus papás cómo nacen los niños. Ellos procedieron a darle la consabida explicación acerca de los pajaritos y las florecitas. Sucedió que se iba a casar una prima de Pepito. Se llamaba Macalota; era muchacha grande, robusta, de muy amplias proporciones. Su novio -de nombre Meñico- era pequeño, enclenque y esmirriado. Cuando los novios salieron de la iglesia los papás de Pepito le preguntan: "¿Qué te parecen los recién casados?”. "Caramba -responde Pepito preocupado-. Se me hace muy poco pajarito para tamaña floresota”... El seductor galán elogiaba las bellas piernas de la chica. Le dice ella: "Las tengo así porque las cuido mucho. Mis piernas y yo somos las mejores amigas”. "Qué bien -la felicita el galán-. Pero supongo que no serán inseparables”... FIN.