Doña Jodoncia iba a cumplir años, y su esposo don Martiriano le preguntó cuál era su mayor ilusión. "Me gustaría ser otra vez de siete" -respondió ella. Llegado el día don Martiriano invitó a su mujer a Plaza Sésamo y Reino Aventura. Ahí le compró una hamburguesa y un helado de tres bolas. Luego la llevó al cine a ver caricaturas. En seguida la condujo a un parque de atracciones mecánicas, donde la paseó en los carritos locos, la subió a la rueda de la fortuna y a las sillas voladoras, y la obsequió con un algodón de azúcar y un osito de peluche. Finalmente le compró un globo, tras de lo cual los dos regresaron a su casa. Le pregunta doña Jodoncia a su marido: "¿Por qué me celebraste así? ¿Por qué lo de los parques infantiles; lo de las caricaturas; lo del helado y el algodón de azúcar; lo de la rueda de la fortuna y los carritos locos; lo del globo y el osito de peluche?". Responde don Martiriano: "No hice más que cumplir tu deseo, mujer. Te pregunté qué deseabas de regalo, y me dijiste que tu ilusión era ser otra vez de siete". Contesta doña Jodoncia hecha una furia: "¡Pero no de siete años, grandísimo indejo! ¡De talla siete!"... Guatemala es una hermosa ciudad, y Guatemala un hermosísimo país. Después de perorar ahí he regresado con el recuerdo amable de los guatemaltecos, gente cordial y amable que cuando habla parece estar cantando, herencia seguramente de la riquísima variedad étnica de la nación. Estuve en La Antigua, que es un deslumbramiento donde el presente -verdadero presente- se hace pretérito perfecto. Ahí encontré a San Francisco, cada día más santo y más poeta, y hallé también a Señor Santiago, jinete no de bélico bridón, sino de mansoborriquillo. Conocí al presidente Colom, con acento en la última o, que tiene cara de San Antonio -ya que de santos se habla-, y que ofrece gobernar para los pobres, lo cual está muy bien. Me atrevo a hacerle una recomendación con ese desparpajo del vecino que a su vecino da consejo sin que éste se lo pida. Tantas bellezas tiene Guatemala que una labor de promoción turística -particularmente hecha en México- ayudaría mucho a crear empleos, y por tanto riqueza, en ese país tan bello y colmado de tantas maravillas que el mundo debe conocer. Ojalá mi recomendación encuentre eco, y ojalá muchos mexicanos viajen a Guatemala, que ofrece a sus visitantes cumplida hospitalidad, galas de gula y espléndidos regalos para el alma y el cuerpo... En la fiesta el señor le ofreció una copa a una linda chica. "-No, gracias -dice ella-. Cuando bebo tengo problemas con mis piernas". "-¿Se te doblan?" -pregunta el señor. "-No -responde la muchacha-. Se me abren"... En medio del acto conyugal le dice la señora a su marido: "Tengo una fantasía: me gustaría ver a dos mujeres haciendo cosas aquí en la casa". "-¡Queeeé?" -se sorprende el marido. "-Sí -confirma la señora-. Una limpiando la casa y otra haciendo la comida"... Dos vedettes se encontraron en el vestidor. Una de ellas traía marcada en el vientre una letra A. "-¿Qué es esa letra?" -pregunta una con curiosidad. La otra se revisa. "-Ah -responde-, es que mi novio me acaba de abrazar estrechamente. Se llama Afrodisio, y lleva la inicial de su nombre en la hebilla del cinto. Con los apretones se me marcó". La otra empieza a desvestirse. Traía en la misma parte la letra B. "-¿Y esa letra?" -pregunta a su vez la otra. Se revisa también ella y luego explica: "-Es que mi novio es bombero, y se le olvidó quitarse el casco"... (No le entendí)... FIN.