El marido llevó a su esposa a montar a caballo. "-Oye, Uxorcio -manifiesta temblando la señora-. Tú sabes que no he montado nunca a caballo, y me dicen que éste, de nombre El Flamazo, es muy salvaje, de carácter violento, y que jamás ha sido montado por nadie”. "-Tú súbete, querida -responde el marido-. Aprenderán juntos”... La mamá de Pepito y la de Juanilita estaban merendando cuando oyeron que los dos pequeños discutían acaloradamente en el jardín. Fueron las señoras y encontraron a los dos niños enojados. "-¿Qué pasa, Pepito?” -pregunta la mamá-. Responde el niño con disgusto: "-Es que Juanilita no sabe nada de sexo, mami. ¿Verdad que ella es el sexo opuesto, no yo?”... Los astronautas llegaron a Marte y se vieron de pronto rodeados de marcianas. "-¿De dónde vienen ustedes y qué hacen?” -les pregunta una de las marcianitas-. "-Venimos del planeta Tierra -responde uno-. Somos astronautas”. "-¡Astronautas! ¡Astronautas! -exclama la marcianita con disgusto-. ¡Sirvientas es lo que aquí necesitamos, y nos mandan astronautas!”... El taxista iba manejando con velocidad y sin tomar muchas precauciones entre el intenso tráfico de la ciudad. Le dice lleno de miedo su asustado pasajero: "-Por favor, tenga cuidado. Soy padre de 12 hijos”. El taxista lo ve por el espejo y le contesta: "-¿Es usted padre de 12 hijos y me pide a mí que tenga cuidado?”... Contra la voluntad de su padre se casó Rosilí con Haraganio Granovón, muchacho irresponsable. Exactamente a los nueve meses de casada Rosilí dio a luz unos preciosos quíntuples. "-¿Ya ve, suegro? -le dice Haraganio con orgullo al estupefacto papá de Rosilí-. ¡Y usté que decía que soy un bueno para nada!”... La embajada de un país balcánico ofrecía una recepción en honor del gran científico Fedor Popov. Asistía a la fiesta el embajador mexicano, ignaro sujeto sin roce social ni educación, uno de esos politicastros a quienes se envía -ora por premio, ora por castigo- al servicio exterior. Fue el tipejo a invitar a la esposa del embajador, señora frondosa y muy apetecible. "-¿Bailamos, chula?” -le dice-. La dama enarca una ceja y responde secamente: "-No. Me va a sacar Popov”. "-¡Uh que la! -responde el tipo-. ¡Ni que te fuera a apretar tanto!"... Un sujeto cayó por la ventana del tercer piso. Pasaba un transeúnte y al verlo caído en la banqueta acudió a socorrerlo. "-¿Qué pasó?” -le pregunta con angustia-. "-No sé -responde el infeliz todo aturdido-. Acabo de llegar”... Pregunta un tipo a otro: "-Dime, Leovigildo: ¿qué harías si te sacaras el premio gordo de la lotería?”. El otro, con voz humilde, contesta: "-antes que nada le compararía una casita a mi esposa, que es tan abnegada, tan sufrida”. "-¿Y luego?” -inquiere el amigo-. Responde Leovigildo: "-Le compraría otra casita a mi mamá, pobrecita, que no tiene un lugar que pueda llamar suyo, y le pondría un estanquillito para que se gane algunos centavitos y no pase más hambre”. "-¿Y después? -continúa el tipo-. "-El resto lo pondría en el banco -dice Leovigildo con la misma dulce voz-, para asegurar la educación de mis hijos, y que no tengan que sufrir las penas, dificultades y trabajos que he tenido que pasar yo”. Se hace un conmovedor silencio, y luego dice Leovigildo: "-¿Por qué me preguntas todo eso?”. "-Amigo -replica el otro-. No encontraba la forma de darte la noticia: te sacaste el premio gordo de la lotería”. "-¡Ay-ay-ay! -grita el tal Leovigildo con un tremendo alarido de mariachi-. ¡Agárrense, viejas y cantineros, que aí les va su mero padre!”...FIN.