Tres señoras hablaban de métodos anticonceptivos. Dice la primera: "Yo uso el método anovulatorio". Dice la segunda: "Yo uso el método Ogino-Knaus". Dice la tercera: "Yo uso el método tina". "¿Cuál es ése?" -preguntan las otras, extrañadas. Explica la señora: "Mi esposo es más bajito que yo, y hacemos el amor de pie. Para alcanzarme él se sube a una tina. En el momento culminante, cuando él va a terminar, yo recurro al método anticoncepcional: le doy una patada a la tina"... La presencia de mexicanos en la guerrilla de Colombia es muestra de que el germen de la violencia sigue latente en un sector de la extrema izquierda mexicana, especialmente entre jóvenes que no vacilarían en empuñar las armas en su propio país si se dieran las condiciones necesarias para una acción de esa naturaleza. Muchos mexicanos hay que no creen en las posibilidades del ejercicio democrático, y siguen pensando, igual que sucedía en los años sesentas y setentas, que sólo por medio de la violencia armada será posible cambiar las cosas en México. Es necesario por eso acelerar el reloj de la justicia social. Asiste la razón a quienes señalan el hecho, evidente por lo demás, de que en los últimos años los ricos se han hecho más ricos y los pobres se han empobrecido más. Por eso he sostenido una y otra vez la necesidad de que México tenga un Gobierno de izquierda; por eso voté en la elección presidencial del 2000 por don Gilberto Rincón Gallardo; por eso en la del 2006 dije que mi candidato era el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. No hay en verdad indicios de que la situación de los mexicanos pobres preocupe a la actual clase gobernante, ocupada como anda en cuestiones que ni siquiera son de política, sino de politiquería. Mil y una veces he dicho que si no vamos hacia los pobres de México ellos van a venir contra nosotros. Añado ahora que si el País no los levanta, ellos se levantarán contra el País... (Nota de la Redacción: En realidad las veces que nuestro amable colaborador ha dicho eso de: "Si no vamos hacia los pobres de México..." etcétera, no han sido mil y una: han sido 1014)... Aquella pareja de casados tenía seis hijas. Tanto el marido como la mujer ansiaban tener un varoncito. Por fin ella quedó embarazada, y transcurridos los nueve meses dio a luz un robusto bebé. El señor se alegró, claro, pero se consternó después al ver que el niño era muy feo: parecía chango, mico, mono, macaco, simio, primate o cuadrumano. Le dice el señor a su mujer, mortificado: "¿Cómo puedo ser yo el papá de esta criatura? Mira a mis hijas, todas tan hermosas; todas lindas como muñecas o princesas. Y ahora llega este niño, más feo que un coche por abajo. ¿No lo habrás hecho con otro hombre?". "Claro que no -responde muy seria la señora-. Éste no"... Un señor fue al supermercado con su hijo adolescente. El chico llevaba en la mano una moneda, y por jugar se la llevó a la boca. La moneda se le fue por la tráquea, y el muchacho empezó a ahogarse. El asustado padre intentó la maniobra de Heimlich para que su hijo expulsara la moneda, pero en vano. El chico seguramente iba a morir. En eso se acercó una dama vestida con elegante traje sastre. Con toda calma le bajó los pantalones y lo demás al joven y empezó a apretarle los testículos, primero suavemente, y luego cada vez con energía mayor; hasta que se los apretó con toda la fuerza de que era capaz. Así el muchacho expulsó la moneda prontamente. Cayó ésta en la mano de la dama, que procedió de inmediato a embolsársela. "¡Fantástico! -exclamó el padre, agradecido-. ¿Es usted doctora?". "No -responde la mujer-. Soy abogada; represento a esposas en proceso de divorcio"... FIN.