"Mi vida sexual es un desastre" -le dijo la señora al terapeuta. Pregunta el especialista: "¿Qué opina su marido acerca de esto? ¿Disfruta él la relación carnal?". "No lo sé" -responde la señora. "Es importante que lo sepa -aconseja el profesional-. En el momento del amor observe usted el rostro de su esposo, y así sabrá si está gozando o no". Comenta la señora: "La última vez le vi la cara, y tenía una expresión de ferocidad, de odio, de furia inaudita, de rencor". El sexólogo se asombra: "¿Cómo puede un hombre tener un rostro así cuando está haciendo el amor?". "Él no lo estaba haciendo -precisa la señora-. Nos veía por la ventana a mi amigo y a mí"... Cierta empresa solicitó un conductor capaz de operar diversos medios de transporte, pesados y ligeros. Se presentó un sujeto que dijo llamarse Canabiel K. Rujo. Le pregunta el jefe de personal: "¿Puede usted manejar tráiler?". "Desde luego" -responde Canabiel. "¿Puede usted manejar autobús de pasajeros?". "Vasta experiencia tengo en eso". "¿Puede usted manejar camión de carga?". "Lo he hecho durante años". Finalmente pregunta el de la empresa: "¿Puede usted manejar moto?". "¡Uh! -exclama K. Rujo con orgullo-. ¡Así es como manejo mejor!"... (Para conocimiento de mis lectores de otros países debo decir que en México la palabra "moto" sirve para designar a quien consume marihuana, también llamada "mota". En el siguiente cuento también aparece la palabra. Se exhibía en un cine la famosa película "Terremoto" (1974; con Charlton Heston, Ava Gardner, George Kennedy, Walter Matthau, Barry Sullivan, Victoria Principal y Geneviéve Bujold. Dirección de Mark Robson; guión de Mario Puzo; música de John Williams, ganador del Óscar ese año). Caón, ya se me olvidó lo que estaba contando. Ah, sí. Se exhibía en un cine la famosa película "Terremoto". La esposa de Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo, le dijo: "Viejo: tengo ganas de ver ‘Terremoto’". "Lo siento -responde el ebrio-. Por hoy tendrás que conformarte con verme repedo". (Para conocimiento de mis lectores de otros países debo decir que en México la palabra "repedo"... Nota de la redacción: Nuestro amable colaborador se extiende en otra profusa disquisición semántica en la cual invoca autoridades en el campo de la filología nacional como los clásicos Ocampo, De la Peña, Salado Álvarez, García Icazbalceta, Robelo, Santamaría, Becerra; y otros modernos como Tibón, Alatorre y Herrera Zapién, disquisición que nos vemos obligados a suprimir por falta de espacio)... Pirulina, muchacha con mucha ciencia -y arte- de la vida, fue a confesarse con el padre Arsilio. "Me acuso -le dice- de que he caído en pecado de fornicación". Pregunta el buen sacerdote: "¿Cuántas veces?". Responde Pirulina: "Padre: el pecado para usted; las estadísticas para mí"... Nalgarina tenía unas pompas colosales, pero andaba algo escasa de materia en la zona pectoral. Un día le preguntó a su esposo: "¿Crees que debería hacerme una operación de cirugía estética para aumentarme el tamaño de las bubis?". "No necesitas cirugía -le indica el hombre-. Simplemente colócalas en una silla cada vez que puedas". La señora se sorprende. Pregunta con asombro: "¿Y así me crecerán las bubis?". "Claro que sí -responde el tipo-. Mira lo que las sillas han hecho por tus pompas"... Un tipo le dijo a su señora: "Me gustaría que compartieras conmigo tus fantasías sexuales. ¿Es cierto que a toda mujer le gustaría hacerlo con dos hombres?". "Es absolutamente cierto -responde ella-. Por lo menos a mí me gustaría mucho tener dos hombres". "¿Lo dices en serio?" -pregunta el marido, inquieto. "Por supuesto -contesta la señora-. Uno limpiando la casa y el otro haciendo la comida"... FIN.