Empieza la columneja de hoy con el deplorable chiste llamado "El Sujeto Más Cínico de la Ciudad”. Estaba un tipo rasurándose en el baño de su casa, por la mañana. Desde la puerta le dice muy llorosa su mujer: "Me acaba de avisar la criada que se va a ir”. "Ése es tu problema” -le responde secamente el individuo enfatizando el "tu". Prosigue la señora: "Dice la muchacha que ya no puede estar en esta casa”. "Ése es su problema” -responde el cínico individuo poniendo énfasis en el "su". Continúa la señora: "Parece que la pobre va a tener un hijo”. Al oír eso la expresión del cínico sujeto se transforma. Dice demudado: "¡Ése es mi problema!”... Le pregunta un tipo a otro: "¿Por qué el equipo de futbol con el que juegas los domingos se llama ‘Los Torpedos’?”. Explica el otro: "Es que los que no son torpes son borrachos”... El orgulloso novio recibía junto con su flamante noviecita las felicitaciones de la concurrencia en el atrio de la iglesia. Le pregunta a un amigo: "¿Ya besaste a la novia?”. "Últimamente no” -responde el otro... "¡Señor! -rezaba una muchacha al pie del altar-. ¡Hazme más buena! ¡Hazme más buena!”. El cura de la parroquia la escuchó, y cuando la chica acabó de rezar se le acercó y le dijo: "Te felicito, hija mía. Oí tus oraciones, y verdaderamente hiciste que me conmoviera. ¿Por qué le pides al Señor que te haga más buena”. "¡Ay, padre -responde la muchacha-. ¡Pues para gustarle más a los hombres!”... El manzano estaba lleno de hermosas manzanas, grandes, redondas y purpurinas. De pronto una de ellas cae del árbol. Todas las demás se echan a reír. La manzana caída levanta la vista desde el suelo y les dice muy enojada: "¿De qué se ríen, inmaduras?”... Los recién casados decidieron pasar la noche de bodas en la casa donde iban a vivir, pues su avión salía ya tarde al día siguiente. La mañana después de la noche nupcial el novio se levanta sin hacer ruido y de puntillas va a la cocina. Quería darle una sorpresa a su mujercita: le llevaría el desayuno a la cama. Se lo lleva, en efecto. La muchacha vio con disgusto la charola que su marido le presentaba: el café estaba chirle y frío; el pan venía requemado; los huevos se veían mal guisados. "¡Caramba! -exclama la muchacha con disgusto- ¿Quiere esto decir que tampoco sabes cocinar?”... Del brazo y por la calle iban dos amigas, gorditas las dos. Ya se sabe que las gorditas tienden a andar gracioso y ondulante. Un señor que las vio se puso a caminar tras ellas al tiempo que les decía: "¡Bomboncitos! ¡Caramelos! ¡Pastelitos! ¡Chocolatitos!". Una de las gorditas se vuelve a él y le dice con sonrisa de coquetería: "Ay, señor ¡qué bonitos piropos sabe decir usted!". "No son piropos, señoritas -responde el caballero-. Soy nutriólogo, y les voy diciendo lo que han comido y ya no deberían comer"... El Padre Arsilio se dirige a sus feligreses. "Por favor, hijos míos -les suplica-. Den una limosna para los hambrientos de la parroquia". Pregunta desde la última banca un borrachín: "Y para los sedientos ¿qué?"... La mamá de Pepito recibió una queja muy desagradable: Pepito andaba de exhibicionista con la vecinita de al lado. La señora llama al muchachillo y lo reprende con severidad. "¡Pero, mamá! -se defiende Pepito-. Tú me dijiste: ‘Ponte la camisa nueva y enséñasela a Rosilita’. ¡Yo creí que eran dos órdenes distintas!"... Le dice el niñito a su mamá: "Mi papi me va a regalar un carrito en mi cumpleaños". "¿Por qué piensas eso?" -pregunta la señora. Contesta el pequeñín: "Vi su cartera, y ahí trae la llantita de refacción"... (¡Inocente criatura! ¡Era un preservativo!)... FIN.
